Pasan los días, se acaba el sabor de los roscones que paliaban el sabor amargo, y no sale uno de la penumbra en la que se encuentra metido por ser como es.
Por ser como soy, se termina el año y se comienza otro en cada vez peor situación. Alguno se preguntará que cómo soy. Es fácil de explicar. Soy español, cristiano, heterosexual, demócrata, no violento, respetuoso, responsable, educado y, por encima de todo, enamorado del sentido común. Todo eso soy. No se si es mucho o poco, pero lo considero suficiente. Bueno, pues por ser todo eso, que no creo que sea nada malo, cada día me va peor.
Si eres español, y lo dices o proclamas, lo mas normal es que te tachen de facha, retrógrado y reaccionario. Y no se puede entender, pues solo afirmo que, como dice el cantar “he nacido en España por donde voy...”. El problema es que determinados españoles no gustan de serlo y por el solo hecho de proclamarlo ellos, a los demás se nos demoniza, incluso desde el gobierno -español-, por andar de patriotas que es cosa que no les gusta.
Pero, ¡ay amigo! si eres cristiano. Si eres cristiano es peor. Entonces eres casposo y lo normal es que te ridiculicen tus símbolos de fe. Lo mismo les da cocinar un Cristo en televisión que ignorar la petición mayoritaria de padres para que sus hijos reciban educación de esa Religión. Todo lo contrario pasa si eres musulmán; te dan clases y de reírse de sus símbolos -por si acaso, pues esos no se andan con chiquitas- nada, demostrando la “imparcialidad” que da siempre el acojone.
Te queda la hombría. La de bien y la otra, la de tu propio sexo. Aquí es mal negocio estar con la mayoría, -que solo sirve para lo que les conviene- pues verás hipotecado tu futuro, sobre todo en televisión. Ser heterosexual te convierte de facto en un ser del montón, despojado de sensibilidad, solo aflora en ti la fuerza bruta ¡que horror!. Y siendo así, de bruto, cómo y dónde quieres gozar de igualdad de oportunidades.
Siempre tendrás el consuelo de ser demócrata, que es aceptado comúnmente en todo el orbe. También encuentras problemas si al exponerlo no se te ve una posición “progre” o manifiestamente de izquierdas. Democracia y mayoría es aquella, como sea, que se oponga a la derecha. Caso contrario no está legitimada. Por ejemplo, mayoría es la que supone ERC marcando la agenda del gobierno. Mayoría es la que supone la del PNV, con los votos etarras, para pasarnos un plan independentista por las narices. En democracia, al parecer, ignorar millones de votos es lo saludable, como en el caso de la Religión, e igual de saludable someterse a las exigencias del grupo chantajista.
Si además de todo esto no eres violento, -no sales a las calles a quemar contenedores ni a entorpecer las carreteras- eres responsable, respetuoso y educado y no acosas las sedes de los partidos ni llamas asesino al Presidente de España, entonces es que no te funciona el compromiso ni el deseo de conocer la verdad. Una verdad que se ajuste a un patrón, no la verdad por la verdad. Así no se puede ir por la vida, estás condenado a ser un bicho raro. Si no haces barricadas, si no te movilizas, para qué estás en este mundo.
Y, por último, si utilizas el sentido común, aquél que dice que es más lógico que España sea una que veinte; que es más razonable detestar al Carod y todo ERC que abrazarles; que es ofensivo dejar entrar a debatir en el Congreso un “Plan” que el que lo esgrime ya anticipa que lo que diga el Congreso se la trae al fresco; que sería imprescindible que en estos temas fueran de la mano, impidiéndolo, los dos partidos que hoy por hoy representan las opciones de alternancia, en vez de dejarse chantajear por quienes amenazan con acabar la legislatura si lo hace el gobierno. Todo el sentido común apunta en una dirección y se toman otros caminos. Malos tiempos para quienes tengan sentido común.
Soy votante español, he votado al PSOE o al PP según han merecido mi confianza, pero solo emitiré mi voto, a partir de ahora, a quien me garantice que seré respetado tal como soy. Los ateos ya lo saben, los homosexuales también, los nacionalistas idem, los españoles de medio pelo todavía no lo tienen claro, los irrespetuosos e insultones parecen tenerlo, los violentos en todas sus modalidades no dudan y una amplia gama de los que les da igual ocho que ochenta, se les está fabricado un partido a su medida. Yo, como no me dejen ser como soy, enunciado al principio de este escrito, ya se por lo menos de quienes no voy a ser.
Es triste mirar hacia atrás y comprobar como en todas las legislaturas anteriores no hizo falta hacer este escrito. Pasaban cosas, pasaron cosas, pero ninguna afectaba a la gente, a la ciudadanía, por ser como era. Es triste, que ahora, cuando todo tendría que ir mejor, los que sencilla, natural y humildemente somos como somos, lo vemos cada día peor.
