El mundo del toro no tiene remedio. Así de categórico lo dejo dicho. No se hace reflexión ni análisis alguno. Todo es darse coba sin mirar hacia el exterior.

Qué buenos, qué guapos, cuánto arte, cómo interesamos a la gente, las figuras son mejores que antaño, se torea mejor que nunca, los toros son más grandes y con más pitones de la historia, se baten todos los record de asistencia en todas las plazas, se alcanza el mayor share de televisión, los toreros se inventan faenas…, etc., etc..

Puritita mentira. Todo ese oro es oropel, carece de realismo. Y mientras ese es el único análisis al que son capaces de llegar los mandamases taurinos, la Fiesta se desangra por todos lados ante la desidia y el darle la espalda a la realidad. Triste realidad.

Ni los toreros son mejores que los de antes, ni los acaramelados toros que torean las figuras son los que captarán el interés de los públicos, ni las plazas se llenan, ni se inventan faenas ni nada. Un desastre de análisis mientras el tinglado pierde fuelle cada día.

Dan pasos hacia atrás y en Illumbe cabía perfectamente el redactor de OyT

Hay muchos ejemplos pero San Sebastián es el más reciente. Volvían los toros a su plaza de Illumbe tras la ridícula prohibición de la gente de Bildu que dirigió unos años su ayuntamiento. Se anunciaba a bombo y platillo en todas partes, los medios volcados y TVE también. Todo preparado para asistir a la resurrección de la fiesta en Donostia.

Se anuncian a figuras, llámense Ponce y Manzanares, como reclamo, y supuso poco reclamo pues poco más de media plaza se ocupó. Se necesitaba en ese día haber dado un golpe encima de la mesa de los que son incontestables, pero la realidad es que no se dio. Quizá hubiera hecho falta el tirón de José Tomás para que aquello hubiera parecido lo que se quería que pareciera, pero el de Galapagar no estaba anunciado en el cartel. Y si así hubiera sido, todo habría sido flor de un día, como pasa cada vez que se anuncia, podríamos llamarlo así, ‘el mesías perezoso’.

Nadie ha puesto blanco sobre negro ante ese fiasco, todo alabanzas. Triunfalismo sobre el ‘entradón’, triunfalismo sobre el seguimiento de televisión, triunfalismo… no vaya a ser que, por una vez y sin que sirva de precedente, acertemos en los diagnósticos. Al parecer a nadie le interesa que luzca el sol en lugar de las sombras. Es mejor que no se enteren, por nosotros, que la vamos cagando poco a poco. Un diagnóstico que si fuera para la enfermedad de un familiar le condenaría a éste a morir sin poder atajar su mal… eso sí sin sufrimiento por conocer la verdad.

Y en ese mirarse el ombligo, exageran la nota cuanto pueden. Y ante ‘la gran demanda de localidades’ que tenía la empresa para ese día y el resto de la feria donostiarra, a Opinionytoros nos contestan ‘le comunicamos que por problemas de falta de espacio nos es imposible atenderle’. ¿De verdad creían que no había un asiento para nuestro redactor en la plaza? Una prueba más de la falta de análisis en el que se mueven. Un ombligo tras de otro, impidiendo que trascienda lo que allí suceda a muchos más aficionados (consta que a través de OyT llegan las crónicas a todos los rincones del orbe taurino). Como deja dicho nuestro redactor en la provincia, limitando la libertad de expresión a un medio cuya presencia en la plaza de San Sebastián se remonta a muchos años, al mismo día del nacimiento del Portal. Muy parecida la actitud a la que Bildu mostró impidiendo la libertad de ir a los toros.

Sigan mirándose el ombligo mientras otros miran de frente las causas y los problemas. Quizá sea ese el mayor pecado que cometemos en esta casa… y que seguiremos cometiendo. Acertar con el diagnóstico del mal es la antesala de la posible solución. En esa posición seguirá OyT, entrando o no entrando en Illumbe.