Como ha podido verse hace apenas unas horas, los ataques a los aficionados taurinos siguen su curso habitual. Increíble. Justo ahora que tenemos a la torería andante desmonterada. Estos/as antitaurinos/as es que no respetan nada.
Voy a hablar de una chica, concejala en Alicante, que se califica a sí misma como animalista y feminista. Y me parece muy bien. No obstante, a la hora de redactar este artículo, hay que tener mucho cuidado pues cuando una persona se identifica con esas ideologías nos encontramos ante un/a facha de armas tomar y todo cuando se diga puede ser utilizado en contra de uno. No, no. Nada de libertad de expresión, eso es para inocentes que creen en cualquier cosa. Lo de esta chica es la dialéctica del comunismo, tan similar a la del fascismo, y que puede resumirse en la frase: ‘agredir hasta vencer’, canto democrático por todo el mundo conocido. Y en esos terrenos nos movemos ahora, luego cuidadín. Porque a uno le pueden gustar los toros y entonces pasa a ser un hijoputa con todas las letras pero otro/a puede querer matar a un tendido entero, o a un grupo de políticos y entonces es un/a tío/a de puta madre, coherente con su ideología y libertario/a, eso por supuesto.
Curioso lo de declararse animalista con tanta alegría, sin ser consciente, pese a la filología estudiada, que sólo se puede ser animalista desde la pertenencia a la especie humana. Es decir, un animal nunca podría declararse humanista, o anti humanista. Para eso hay que tener la capacidad de pensar, tener conciencia de ser, comprender al otro y expresarse y esas características, que sepamos, sólo corresponden al ser humano. Y la concejala es animalista. La pregunta es si es también humanista. Parece ser que no. Sueña la matanza, disfrutaría matando políticos, quiere ver aficioandos muertos y hay gente a la que mataría si se la encontrara en un bar de ambiente, lo que nos hace suponer que mataría también de encontrar a esa gente en otro lugar. En fin, lo que decíamos, una facha de brazo en alto, caralsol y montañas nevadas. O una comunista de las que monta en cólera cuando ve a alguien dibujar una A en la pared; se acuerda de Stalin como otros lo hacen de Franco, con total nostalgia. Esto es viejo, ya lo hemos visto, nos sorprende por la incongruencia que significa frente a lo que gente como ella proclamaban antes de someterse al voto popular.
Pues lo dicho, ella es animalista. Lo que no se entiende es cómo siendo animalista no hay en su C.V. sino intentos de acción contra la tauromaquia. Ningún tweet hacia las granjas de animales; ninguno contra la pesca del salmón, el congrio o la lubina; nada se dice sobre los animales prisioneros en un circo; o sobre esos perritos diminutos que tienen algunas señoras y que según dicen viven sometidos a vejación tras vejación. No. La concejala no es animalista. La concejala se sabe un librillo de buenas formas para ser animalista y todavía no se ha dado cuenta de la cantidad de injusticias que han quedado fuera del libelo.
Hay una cosa de las que dice con la que estoy de acuerdo: fuera subvenciones a los toros. A ella no le apetece que con sus impuestos –esperemos que los pague porque aquí llega un momento en que todo se sabe- se sufraguen los toros. A mí tampoco. Pero tampoco me gusta que con el mío se sufrague a activistas peligrosos, deseosos de acciones revolucionarias acompañadas de sangre ajena (humana).
Podemos debió tener más cuidado con las candidaturas presentadas en sus listas. Les huele mucho el pelo de la dehesa. Casi no hemos empezado y ya conocemos casos de nepotismo, odio exacerbado, falta de tacto político, odio a la nación y activismo radical. Hombre, por dios, eso no fue lo prometido. Lo que se prometió era que no habría derechas, ni izquierdas sino sentido común. Ahora resulta que hay derecha y hay izquierda, porque hay extremismos con base revolucionaria.
A la concejala le parece hoy una tontería todo lo que puso en sus tweets. Cosas que se dicen de calentón. Y se cura en salud diciendo que como monologuista y que en sus actuaciones las ha liado más pardas todavía. Bien, es hora de que la militancia taurina deje de hacer el gilipollas paseando como debutantes y empiece a cursar acciones legales contra gente como ésta. Ella dice que pide perdón. La pregunta es ¿Lo ha hecho expresamente en prensa? ¿Ha escrito una carta a la Federación Nacional de Peñas Taurinas? No. Pues si está arrepentida, que lo demuestre. Y las asociaciones, si tan molestas están, que presionen.