El planeta tierra tiene animales maravillosos, pero; de entre los que viven en tierra, a nuestro criterio; sobresalen, el toro bravo y el caballo.
El caballo ha sido por siglos aliado incondicional del hombre, ha sido; compañero de labores en el campo, colaborador en los campos de batalla, ha sido transporte y amigo.
El toro ha sido símbolo de fuerza y poder desde los inicios de la humanidad y para muestra, ahí están las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira, los frescos de Cnosos y mil representaciones más.
De hecho, debemos recordar que fue considerado una deidad en muchas civilizaciones antiguas.
El rejoneo une esos dos seres míticos en un mismo ruedo, ahí se enfrentan y el espectáculo que ofrecen es de una plasticidad maravillosa, difícilmente comparable con ninguna otra exhibición que junte al hombre con dos animales, tan distintos.
A lo largo de los ya largos años de ver toros y rejoneo, hemos tenido la suerte de ver rejoneadores de postín, desde los hermanos Peralta, pasando por Álvaro Domeq hijo, llegando a Manuel Vidrié, sorprendiéndonos con Pablo Hermoso de Mendoza quién con su buen hacer, levantó una suerte taurina que parecía estar apagándose y los recuerdos de muchas faenas realizadas por todos estos grandes del rejoneo, se mantienen en la mente.
Pero, la faena que instrumentó Diego Ventura en Madrid, a lomos de “Sueño”, en el presente San Isidro; fue algo que nos dejó con la miel en la boca, nos elevó más allá de los cielos, nos llevó a soñar.
Al final de la faena, no llegaron los apéndices, porque falló con el rejón de muerte pero; ¡a quién le importa!, la faena que bordaron Ventura y “Sueño” fue, eso simplemente, un sueño.
Ver ese caballo, recoger al toro con su grupa y llevarlo como cosido; verlo galopar y mover sus orejas con atención pero, sin miedo; confiando plenamente en su jinete; ver a ese jinete aplomado en la silla como si fuera uno solo con su cabalgadura, bordando una faena inmejorable, sentir la conexión entre caballo y caballero fue vivir una fantasía.
¡El solo recordar esa faena nos lleva al mundo de los sueños!.
Cada día las cuadras de los rejoneadores son mejores, se ven caballos estrella como lo fue el mítico “Cagancho” de Pablo Hermoso de Mendoza, como es hoy en día “Merlín”, al que muchos consideran el mejor caballo de rejoneo que ha existido.
Está y se lo vio esa misma tarde, “Trópico” de Sergio Galán y muchos otros caballos toreros, pero “Sueño”; nos regaló esa tarde una fantasía que recordaremos siempre, con la piel erizada de emoción.
Tenemos que agradecer a ese equipo formado por Ventura y “Sueño”, el habernos alejado de la realidad por unos minutos, minutos que nos llenaron la mente y el corazón de fantasía, que nos elevaron de la prosa diaria hacia sitios más elevados para el alma y la mente.
Ventura abrazado a 'Sueño'
Gracias a ese maravilloso caballo llamado “Sueño” y a su jinete que, emocionado; se abrazó al cuello de su cabalgadura para darle las gracias por permitirle el triunfo que, no cuajó en trofeos físicos, pero que desbordó el fervor de todos los que pudimos ver, la magia que crearon con la colaboración de un gran toro de El Capea.
Gracias “Sueño”.
Foto: Muriel Feiner