S.I.15.- Comenzó la llamada semana torista. Son muchos los que piensan que ese calificativo se corresponde con que los toros que salen dan miedo nada más verlos por su volumen. Pues no se refiere a eso la semana torista.

Significa que sus criadores respetan su criterio de selección y no el de los toreros, de ahí que a eso, al respeto a la crianza del toro, se le llame torista, por ser él, el toro, el eje de esa crianza y no estar supeditado lo que exijan las figuras. Por eso en estos carteles no están anunciadas las figuras actuales, sencillamente porque no han pintado nada en la selección de estas ganaderías. Eso es lo que representa la semana torista, que vienen ganaderos cada uno con su filosofía y concepto de lo que tiene que ser un toro bravo.

Claro que eso no significa que acierten en la selección y en la elección de lo que han de traer a Madrid, pero ese ya es otro cantar. Los aficionados de verdad lo que veneran es el saber que el ganadero no sufre de manipulación en ningún periodo de la crianza de sus toros.

Tocaba hoy una de las ganaderías, Baltasar Ibán, que da menos caja y que suele presentar sus toros a la baja con relación a ese trapío que dicen exige Madrid. Sardina le llamaron a uno y aunque de muy desigual presencia ninguno era ni mucho ni poco; los hubo muy bien criados, el mejor el sexto, pero ese se rompió una mano y volvió a los corrales. Lo que da crédito en estos casos es lo antedicho, el saber que no han sido los toreros, o sus representantes, los que han andado metiendo mano en el campo.

Bolívar se prepara para el pase cambiado. Todo era ilusión en ese momento

Pero lo que pudo ser no fue. A ratos parecieron encastados, el que más el tercero, y a ratos se vinieron muy abajo en mitad de las faenas. Desigual presencia y desigual grado de encastamiento en los que hemos vivido hoy, así como como el comportamiento en el caballo, y mira que había ganas de pasar a la acción y dejar que sea el toro el que marque los tiempos y no al revés como llevamos toda la feria con ganaderías hechas ex profeso para los toreros.

Nota baja para la ganadería y también para los espadas. El mejor librado fue el madrileño Fernando Robleño pero sin alcanzar altas cotas. Su primero que hizo concebir ilusiones se acabó antes de lo esperado, justo cuando la faena tomaba vuelo y el cuarto de la tarde sencillamente no aportó nada. Robleño fue el único que estuvo digno en la tarde de hoy.

Serafín Marín estaba, pero pareciera que la fiesta de anoche, se le supone del Barça, le hacía tener cierta resaca. Nada nos dijo el catalán en esta tarde.

A las manos de Bolívar fue el mejor lote. El encastado tercero de Ibán y el más noblón sobrero de Torrealta, pero a pesar de su disposición en los comienzos de las faenas, incluso en algún quite con el capote, no logró ponerse de acuerdo con sus toros. En el 3º se produjo la mayor desilusión del público ya que el toro se venía de largo creando emoción y esa falta de acople truncó las expectativas para con la ganadería y para con él.

Lo que pudo ser y no fue. En esa disyuntiva se perdió la tarde, pero quedan otras ganaderías toristas (repito, toristas porque se piensa en el toro a la hora de criarlo no en el torero) en las que mantener la confianza los aficionados.