La segunda oreja que ayer cortara López Simón en Madrid resultó discutida, nada es más cierto y si nos ceñimos a lo que debería ser la plaza de Madrid, la misma puede sonar a regalo. Sí, porque es un dislate que, a la hora de los trofeos, que nos aventaje Sevilla y Bilbao, por ejemplo, a la plaza de Madrid, la barbarie la tenemos servida.

¿En qué quedamos, no decimos todos que Madrid es la primera plaza del mundo? Y si es así, como es posible que un torero pueda atravesar el umbral de la puerta grande cortando una más una. Como digo, en Bilbao hay que cortarle dos orejas a un toro para salir por la puerta grande, y no digamos en Sevilla que, para salir por la puerta del Príncipe, hay que cortar tres trofeos.

Dos veces paseó el anillo López Simón. El pasado día 2 no lo podía ni pasear

Explicada la cuestión nadie podrá negar la tremenda decisión de López Simón, su buen hacer, su valor, su disposición hasta lo inimaginable que, con los toros más o menos potables de la corrida pudo cortar las orejas que le permitieron salir por la puerta grande, un logro que festejamos puesto que, López Simón, que el pasado dos de mayo ya había realizado tal proeza, por estar herido no pudo salir en hombros, algo que, recordemos, ya lo hizo igualmente de novillero.

López Simón no tiene la culpa de que un reglamento anticuado, inadecuado, obsoleto e ineficaz, permita a un diestro salir victorioso por la puerta grande con una oreja en cada enemigo. Alguien tendrá que ponerle coto a la cuestión, pero no podemos negar que al chico le pidieron las orejas, una por enemigo, y el presidente se las concedió.

Recordemos que estamos hablando de un hombre que está empezando, que merece el apoyo de todos; pero no lo merece porque esté comenzando su singladura taurina, lo merece por su entrega, capacidad, tenacidad, disposición y deseos de jugarse la vida, lo único importante. Como decíamos, todo el mundo puede recordar su épica del pasado dos de mayo, razón del contagio para con los aficionados para que, en el día de ayer, el valeroso diestro saliera triunfador en Madrid.

Es cierto que, una oreja y una aclamada vuelta al ruedo digamos que hubiera sido un premio más justo puesto que, Madrid no debería ser Navalcarnero, por citar un pueblo de dicha provincia. Pero las cosas son como son y no como a nosotros nos gustaría que fueran, para bien o para mal. En esta ocasión, el destino ha favorecido a López Simón, posiblemente para premiarle lo que hace unos días le negó.

Foto: Muriel Feiner