S.I.15.- Varios son los aspectos que han condicionado la tarde de hoy, pero uno, el viento, se ha convertido en el peor de los enemigos en este festejo.
El viento hizo el paseíllo con los diestros y los acompañó toda la tarde. A ellos les incomodó su tarea ante los toros y a los espectadores, tratándose de viento frío, los puso en situación de indefensión; fueron muchos los que creyeron que se podía acudir todavía con la manga corta. Mañana harán falta los medicamentos antigripales para algunos de ellos.
Muchas dificultades para manejar los trastos en la tarde de hoy
Con estas condiciones ya se sabía que las lidias transcurrirían ajenas a la lógica que propicia cada toro, todo se haría en terrenos del cinco y del seis y de las rayas para dentro. A excepción de los tercios de banderillas, a todos les afectaban las rayas pintadas en el ruedo, incluidos los toros que para el tercio de varas los sacaban, más que nada por cumplir con el reglamento. Solo por eso.
Luego llegaron los lotes sorteados y Juan Bautista se llevó el mejor, el más complicado para Ferrera y el regular para Capea. Quizá lo hicieron adrede, pensando que quien abría cartel tenía mejores condiciones para someter y acometer las mayores dificultades de sus astados; que el francés podría dar rienda suelta a sus buenas maneras cuando está a buenas y dejaron para Capea, el cara y cruz de capear el temporal a su aire, sin demasiada obligación y también sin demasiada oportunidad.
Acertaron quienes hicieron los lotes y el sorteo. Ferrera tuvo ocasión de mostrar su línea de torero con mucho oficio y conocimientos y llegó a someter al bruto primero administrando incluso una tanda lucida y meritoria. Con el otro de su lote también aplicó la medicina que necesitaba. No había mucho más.
Juan Bautista, de entrada mejor que el pasado domingo, pero sin llegar a completar ninguno de sus dos trasteos. Mejor el segundo con algunos pases de gusto y reposo, pero sin macizar la faena. De ahí que los pañuelos fueran insuficientes para alcanzar el trofeo nuestro de cada día, pero que le permitió al de Arles dar una vuelta al ruedo con muy pocos votos en contra.
El Capea, una vez más hizo el paseíllo en San Isidro con la presión que supone el saber que nadie le espera. Un hándicap que le pesa muchísimo al salmantino y del que difícilmente podrá salir. Precisaría coger confianza en otras plazas de importancia en España, cosa que no hace, y no tener que venir con la ‘obligación’ de demostrarse a sí mismo y a quien le contrata que su inclusión estaba justificada. Difícil tarea.
Los de Alcurrucén ni fu ni fa. Seguros estamos que el lote de seis escogido para el próximo día 27, para Juli, Morante y Castella, tendrá más opciones por lo mejor elegidos entre tantos o, quizá, menos por esa misma razón de tanto rebuscar. Lo veremos.
La partida la ganó, de largo, el viento, quien se hizo el amo de la tarde, complicó la vida a los matadores que no pudieron enfrentarse a los toros en otros terrenos más propicios y dejó al público convencido de que mañana hay que ir mejor pertrechado a la plaza. Seguro que mañana sobrará ropa incluso, seguro.
