Los medios sociales como Facebook, Twitter y demás, están pasando a convertirse en reguladores de opinión pública y, como todo en esta vida tienen cosas buenas y malas.
Ante la espeluznante cornada sufrida por Saúl Jiménez Fortes en Madrid, estos masivos y modernos medios de comunicación, saltaron a la palestra con muchísimos mensajes de apoyo pero, desgraciadamente; no faltaron los sanguinarios, de los “antis”.
Públicamente debemos reconocer que en cuanto vemos un encabezado ofensivo hacia la fiesta en general, eliminamos el mensaje y no nos complicamos la vida respondiendo o lo que es peor; republicando la basura con la que, pretenden llenar la red.
La Fiesta Brava es más que una pasión, es una forma de entender la vida que, para los taurinos se desarrolla en cada faena, en cada tarde, en cada feria.
En los albores de la tauromaquia, literalmente; se corrían toros. Luego de manera gradual esas corridas fueron estructurándose, mejorando, poniendo y quitando cosas para volverla el rito centenario que hoy apasiona: a unos para bien y a otros para mal.
El aficionado se deja llevar ante todo y por sobre todo, por lo que la faena a la que asiste le aporta en lo emocional, usando para juzgar lo que ocurre en el ruedo el menor y mayor conocimiento que tenga de lo que debe ocurrir en los distintos momentos de la faena y, el menor o mayor conocimiento que tenga, sobre lo que se debe esperar de cada toro; por su encaste.
En los últimos años los “anti-taurinos” han tomado por costumbre iniciar cualquier ofensiva con palabras hirientes, denigratorias, bajas que; les están dando el resultado que esperan: que los taurinos nos metamos en la polémica y al hacerlo, les demos los cinco minutos de gloria que persiguen.
Los taurinos estamos viendo este asunto con el enfoque equivocado.
Reaccionamos con ferocidad ante cualquier ataque nos llega, nos rebajamos a contestar la cantidad de brutalidades que escriben, debatimos con ellos y lo que es aún peor, republicamos en nuestras páginas de Facebook o Twitter todo lo que estos pobres seres, apenas humanos, publican.
Nuestra pasión nos lleva a querer compartir con los taurinos el dolor, la frustración y rabia que dan los comentarios que se hacen, con total despego a la vida humana, con total y absoluta carencia de empatía y re-enviamos las monstruosidades. Los taurinos que las reciban, seguirán el mismo patrón y en cuestión de minutos los “antis” estarán entrando en todas las listas de amigos de cada uno de los taurinos, que, las vuelva a publicar en su muro.
Cualquier publicación en estos medios, tiene un efecto exponencial. Cuando cada uno de nosotros republica las barrabasadas de los “antis”, les estamos haciendo llegar a cada uno de los amigos que tenemos en la red y así sucesivamente.
Meditando en esto, se nos ocurrió pensar que deberíamos cambiar el enfoque. Cada vez que recibamos una publicación contra la Fiesta, deberíamos recurrir al margen superior izquierdo en el que consta una flechita, darle “click” y elegir cualquiera de las opciones que nos presenta, para dejar de recibir información del remitente.
Pretendiendo defender la Fiesta estamos, de manera inconsciente; siendo la mejor vía de difusión para los “antis”.
Ojalá lográramos refrenar los impulsos de nuestra pasión y borrar pacientemente, todos y cada uno de los mensajes que llegan de esta gentuza. Casi podríamos asegurar que en poco tiempo, solo se leerían entre ellos y eso; no les da la efímera gloria a la que aspiran.
No caigamos en la provocación, al final y a la postre son “como tambores, suenan porque están vacíos” y si nosotros los ignoramos, les estaremos quitando la tarima en la que se apoyan.
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