S.I.15.- Lo de esta tarde en Las Ventas es de nota. Al margen de lo taurino, que tiene también su nota, un calor asfixiante inundó la plaza, mayor que el que se soporta en agosto. Solo se refrescó un poco con un ‘Botijito’, recuerden ese recipiente de barro en el que se ofrecía agua fresca a la entrada de la plaza hace ya muchos años para calmar la sed y los calores.

Esos calores se hicieron más intensos, si cabe, con el juego, el nulo juego de los dos primeros toros, a los que pareciera que el calor también les hiciera efecto y los dejara más cerca de una siesta que de una lidia.

Hizo falta que saliera ‘Botijito’ en tercer lugar y refrescara el ambiente. Un toro más fresco y un torero más fresco también en la arena, disiparon por veinte minutos los calores que todo el mundo soportaba. Talavante ofreció una versión más fresca en su quehacer, que ya con el manejo del capote se pudo adivinar.

Solo Talavante sacó el ventilador que mitigó la brutal calor y el aburrimiento

La faena mantuvo un ritmo, al igual que el toro, permitiendo que las muñecas del extremeño fueran deslizando un toreo preciosista y reunido por encima de todo. No exento de buen gusto y con el temple convertido en despaciosidad. Las series, primero, con la mano izquierda, cuando el toro lo permitió, fueron como ventiladores de aire fresco hacia los tendidos que ya no precisaba la ayuda de los abanicos. Bajó de tono la faena después y de frente y de uno en uno se mantuvo el interés aunque bajara el ritmo del ventilador.

Todo desde la quietud y la naturalidad, con asombrosa puesta en escena, que hizo reconocer, incluso, pero mejorado, aquél novillero que con esta misma ganadería sorprendió en esta misma plaza hace unos cuantos de años ya. Seguridad y aplomo acompañaban cada uno de sus movimientos. Una oreja que no tuvo oposición a ese aire fresco y natural en tarde de tantos calores.

El resto, un descastamiento completo, que impidió, incluido al seguro Talavante en su segundo, poder airear lo que solo eran ya los calores. Talavante y el ‘Botijito’ que le tocó en suerte, fue la única suerte de la tarde para todos. El resto, mejor hubiera una siesta... al fresco, claro.

Padilla hizo cuanto pudo para intentar levantar el ánimo de los tendidos pero hubo de estrellarse contra el muro levantado por los de El Ventorrillo. De igual manera El Cid pasó desapercibido, con menos recursos para intentar algo, que deja su próxima cita lejos de verlo como un acontecimiento. Los de Victorino serán los que puedan dar aire al de Salteras y a los aficionados.

Lo peor, ya lo hemos dicho, moruchos hay muchas tardes, fueron esos exagerados calores, que solo fueron soportados u olvidados durante veinte minutos.