S.I.15.- Dos toreros, dos orejas en este primer domingo de la feria. Lo de domingo no es en sentido peyorativo -se decía tiempo atrás que la plaza la llenaban los isidros- simplemente que hoy era eso, domingo.

Lo primero que debemos poner de manifiesto es que si antes se aireaba ese dicho es porque tenía sentido, hoy ya no lo tiene. Llega el domingo pero la plaza no se llena ni de lejos, treinta más que ayer o anteayer. Luego no podemos concluir que se ha llenado de isidros, pues ni siquiera sabemos si ha bajado alguien de los pueblos de Madrid a Las Ventas.

Eugenio de Mora paseó, como Morenito de Aranda, un trofeo

Seguramente si se hayan acercado de las dos Castillas, Toledo y Burgos, que son los lugares de procedencia de dos de los espadas anunciados. Al igual que hemos visto mexicanos en la plaza es muy de suponer que de Mora y de Aranda hayan venido unos cuantos. Curioso el juego de palabras, pero es que ambos toreros llevan con orgullo el nombre de sus respectivos pueblos en sus nombres artísticos. No hace falta que les diga que el que es de Mora es Eugenio y el que es de Aranda es Morenito. Seguro que lo he dicho bien pero es que era muy fácil.

Ambos toreros castellanos han sumado un apéndice a sus carreras en Madrid. Ambos han estado como los dientes de sierra, un poco arriba y un poco abajo y así sucesivamente. Es decir, sus trasteos se han realizado con altibajos. Parte culpa de los espadas y parte de los astados, que no han sido precisamente toros bravos.

Los de Valdefresno y sustitutos ha manseado cuanto han podido, si bien sin llegar a lo vivido con los de los Sres. Lozano el otro día. Y en ese ir y venir, de vez en cuando se ponían de acuerdo los toreros con los toros, o viceversa, y salía alguna serie buena o pase meritorio. Cada torero con su estilo y sus formas han tenido pasajes muy logrados, pero manteniendo esa irregularidad citada.

Arturo Saldívar, el tercer mexicano en pisar el albero venteño, intentó muchas cosas, capote o muleta en mano, pero no hubo encuentro con su lote, ni siquiera con los dientes de sierra citado. Así que su labor quedó silenciada en ambos.

Entre medias, vivimos dos toros devueltos al corral, uno por flojo y otro por lastimarse una mano en el tercio de banderillas. En ese tercio, y en el del sobrero, destacó David Adalid, quien tuvo que saludar achuchado por el toro en el burladero que no le dejó recibir la gran ovación como hubiera sido su deseo. Su compañero, Pascual Mellinas, también estuvo bien con los palos.

Nos alegra que estos dos toreros, de Mora y de Aranda, den pasos hacia delante, pero nos preocupa que puedan existir isidros sin que se llene la plaza. Pero es cierto que hoy las orejas no se las pudieron dar los isidros, ya que no vinieron. Si han de venir que sea para llenarla, así eran los domingos que recuerdo cuando yo era más joven.

Orejas llevamos tres en la feria, en tres tardes, lo que significa un alto porcentaje comparado con otros tiempos. Pueden significar algo bueno o algo malo dependiendo de qué camino se siga de ahora en adelante.