No queda otra opción que destocarnos ante Iván Fandiño y, de forma muy concreta en su encerrona con seis toros auténticos en Madrid, proeza que nadie en el mundo ha llevado a cabo en lo que a singularidad se refiere. Si matar en solitario seis toros es algo muy serio y complicado, que éstos, además de tener el nombre de toro, lo sean, el milagro ya lo tenemos servido. La gesta, para Iván no es nueva, pero sí lo es en Madrid, el lugar “sacrosanto” del toreo; la plaza que premia y repudia, en su caso, la que siempre le ha premiado y respetado.
Un héroe llamado Iván Fandiño; su gesta lo dice todo
Fandiño, sabedor de toda la parodia que rodea y conforma el mundo del toro, como se demuestra, apuesta muy fuerte; y lo hace en Madrid, sin televisión, con seis toros acorde con los gustos de Madrid, es decir, junto a la verdad y con toda la autenticidad de un espectáculo en directo que, según hemos podido saber, se presagia un lleno absoluto, lo que significará el primer gran éxito de Iván durante el paseíllo.
El diestro de Orduña sabe que, con su gesto, obtendrá el beneplácito de la afición madrileña, nada es más cierto; pero de igual modo sabe que, la torería andante, los que mandan en el escalafón, le tienen encañonado por completo; es decir, todos, sin distinción, desearán el más absoluto fracaso para Iván Fandiño que, auspiciado por la verdad, dejará a todos en completo ridículo. Como salga todo como lo tiene previsto el diestro en su encerrona, todo el mundo sabe que dejará al descubierto todas las mentiras que todos sabemos, las que denunciamos a diario pero que, con su actitud, éstas chorrearán sangre a borbotones. Como digo, Fandiño es un peligro total para la torería y, una bocanada de aire fresco para los aficionados que, ávidos de la autenticidad y emotividad que produce un toro con mayúsculas, el próximo domingo de Ramos le esperarán con los brazos abiertos en “su” plaza de Madrid.
Sin duda que la carrera de Iván Fandiño está circunscrita por la verdad, nada es más cierto; pero a su vez, con toda la problemática que ello encierra. En los últimos años, los empresarios tienen que hacer verdaderos ejercicios malabares para contratarle. Nuestro hombre no tiene cabida en los carteles llamados estelares. ¿Se imagina alguien un mano a mano Iván Fandiño con El Juli con toros de Miura? Y esa es la cuestión. Los de arriba le miran con recelo, yo diría que con odio; los demás, todos le respetan, pero faltan diestros de su categoría para rematar un cartel acorde con su valía humana y torera. Y los de abajo ni cuentan porque, como se sabe, un cartel, de momento, no puede sustentarse con Iván Fandiño y dos más; en Madrid podría valer, pero la temporada es muy larga.
Toda una encrucijada la que este hombre está viviendo que, a no dudar, su verdad será la que le encumbrará como a nadie. Ahí tiene, casi a la vuelta de la esquina, su epopeya inusitada; pero más tarde, para su dicha, le espera Madrid en su feria de San Isidro, todo un atractivo para dichos carteles de los que saldrá victorioso. Nadie le ha regalado nada; todo lo ha logrado con sangre, sudor, lágrimas, torería, verdad, pundonor, excelencia al más alto nivel si de la verdad hablamos. Los hechos hablan por sí mismos y, si queremos emocionarnos viendo la agresividad y acometividad de un toro auténtico comiéndose la muleta de un diestro, eso solo es posible en Madrid y con Iván Fandiño.
Un respeto para Fandiño; su verdad así lo demanda; como fracasaría con estrépito si mañana compitiera con las figuras; no por las figuras, más bien por los becerrotes que suelen lidiar y matar, algo que aburre a todo el mundo y, lo que es peor, además de aburrirles, les indigna. No creo que Iván Fandiño caiga en dicha farsa, sería su ruina por completo. Su esfuerzo, el que inició desde el primer día empezó su singladura taurina, jamás debe de tirarlo por la borda. Y no lo hará, seguro estoy. Como afirmo que se comprará tres fincas de las más hermosas. En el camino está, y lo que es mejor, nadie le apeará.
Foto: Muriel Feiner