Parece que para que la fiesta esté en paz solo es necesario que anuncien a las figuras en todas las ferias o en las fiestas de guardar.

Así piensan una gran mayoría de los taurinos, de los empresarios, de la prensa, de los propios toreros… figuras. Ellos lo son todo y basta con anunciarles y entonces si que las ferias tienen categoría, así es considerado desde una gran parte de los que opinan de ello.

La Fiesta en paz... no es el anuncio de las figuras, sino la presencia del toro

Cierto es que entre quienes así opinan no están esa especie en extinción al que llaman aficionado, a esos la Fiesta solo está en paz cuando el toro es el principal protagonista de los carteles.

Llegan las ferias, ya sean en plazas de primera, de segunda o de tercera y lo importante, parece ser, es que los toreros que forman parte de la baraja de diez elegidos por el sistema estén en los carteles que conforman esas ferias.

No diremos que no es bueno que los contraten, cada uno cumple un papel en la Fiesta, y los empresarios necesitan incluir a las figuras para dar relieve y sonoridad a sus carteles, pero de ahí a decir que sin ellos es la nada hay mucha diferencia.

Pero eso no puede ser excluyente para con los demás toreros. De forma inexplicable, aunque lo quieran justificar, Diego Urdiales falta en Sevilla, Rafaelillo en Valencia, y tenían méritos de sobra; en Madrid faltarán otros, cuando oficialicen los carteles este lunes, a pesar del larguísimo serial. Juan Mora y Curro Díaz faltan en todas esas ferias y de ese modo se cierran puertas no solo injustamente, sino convirtiendo la exclusión en un despropósito total.

Parece como si a aquellos toreros que más gustan y apetecen a los aficionados se les impidiera torear en evitación de que el toreo más puro o más bello pueda tener continuidad. Tanto como decir que los que representan el toreo eterno deben esconderse para que prevalezca la mayoría de las veces la mediocridad.

Y así, de ese modo, se va sustituyendo lo que fue por lo que es la fiesta en la actualidad, esa que cada vez interesa menos al personal. Esa sobre explotación de los nombres que la gente más conoce es un ‘pan para hoy y hambre para mañana’.

Llega uno a la conclusión, no hoy sino desde hace tiempo, de que torean los que ellos -los que mandan en esto- quieren. Los triunfos que tanto demandan de boquilla no son el salvoconducto para tener continuidad. Lo explicaba con claridad Pla Ventura hace unos días exponiendo la ausencia de Rafaelillo y Cuadri en Valencia.

Si estás en la lista de los favorecidos aparecerás en las ferias, pero si no estás en el grupo de los privilegiados, ya sea por méritos o enchufados, todos los triunfos tendrán un valor relativo.

Eso sí, como con eso se logra que la fiesta esté en paz, todos contentos a excepción de los aficionados a los que les gustaría que el ratio de los méritos fuera exigible a todos. Cuántos de los anunciados en San Isidro podrían estar si se les exigiera orejas en todas las tardes recientes en Las Ventas. Salvo Juan del Álamo, les aseguro que sobrarán muchos.

Lo importante es que aceptemos lo que nos ofrecen los profesionales que hacen los carteles sin quejas y sin rechistar. Por eso cierro ya la pluma y así poder tener la fiesta en paz.