El Sr. Martínez Uranga y sus socios tienen la responsabilidad. Ellos son, la empresa Taurodelta, la que tiene ahora en sus manos la oportunidad de darle la vuelta a lo que está tan torcido. ¿Será posible que el nuevo año nos traiga lo que todos los aficionados esperan?.
Como ya todos saben, en el día de ayer, la Comunidad de Madrid anunció quién será el que tenga que gestionar los destinos de la primera plaza del mundo. No es baladí, nunca lo ha sido, pero en la encrucijada en la que estamos lo es aún más. Ante los peligros que atraviesa la Fiesta en todos los órdenes, esta plaza ha de marcar el paso de lo que la Fiesta tiene que ser a partir de este momento.
Delicada situación. Ni es oportuno ni adecuado entrar a valorar el cómo y el porqué de la decisión de la Comunidad madrileña. Si quien ha quedado segundo podía haber sido una novedad y una esperanza mayor... De todo eso, para bien o para mal, ya no hace falta hablar. Ahora toca empujar y hacerlo en las direcciones en las que se debe hacer. Por un lado, empujar en la dirección de la expectativa para soñar con que esto puede cambiar y, en otro modo, empujar fuertemente en la exigencia de la integridad del espectáculo. Todo menos la continuidad de la rutina, el fraude y la mediocridad.
Si importancia tiene la decisión de la elección del empresario, en este caso el Sr. Martínez Uranga recibe nuestra felicitación y nuestro mejor estímulo para que pueda hacer las cosas no bien, sino muy bien, tanto o mas tiene la elección de los aficionados. Les cabe a ellos, sin la intervención de la Comunidad de Madrid en este caso, de ser una parte importantísima en este proceso de cambio. Los aficionados tienen que ocupar su lugar, un lugar muy importante, tiempo ha, en la Fiesta. Esa es una de las claves del resurgir de la verdad de nuestra Fiesta brava.
En nuestro artículo anterior desgranábamos cómo y cuál debe de ser su vigilancia activa, la de los aficionados, en el desarrollo del espectáculo. Y por ello precisábamos: “no habrá más componendas, ni licencias, ni permisividad para seguir con la desnaturalización de la Fiesta: primero el toro íntegro y tras él, el toreo auténtico”. Nos parece clave esta actitud, para, de ese modo, ayudar a Taurodelta a lograr el objetivo máximo: la recuperación de la degradada Fiesta.
Que los Choperitas tienen experiencia, nadie lo duda. Que tienen buenas intenciones, lo suponemos. Que deben de ganar dinero en el ejercicio empresarial, se lo deseamos. Que tienen ellos la responsabilidad y por tanto la libertad para decidir el cómo gestionar la plaza, con matices se lo ha concedido la Comunidad de Madrid. Que aspirarán a mejorar su gestión de cara a gozar de la confianza de los propietarios de la plaza, parece razonable. Que no deben menospreciar a los clientes aficionados que son los que les harán cuadrar la cuenta de resultados, conviene que les parezca evidente.
En todo lo expuesto, sin dudar, pondrán empeño. Solamente hay una parte en la que no pueden ejercer el control, en la que supone la satisfacción del cliente. Ahí es donde adquiere una dimensión importantísima la actitud de los aficionados. De ellos ha de depender que haya “gato por liebre”, o por toro, mejor dicho; o que los toreros tomen Madrid y Las Ventas a chirigota, haciendo creer que ese cliente que exige, es el único que no debe de exigir en ninguna de las escenas de la sociedad. Ser aficionado, no es sinónimo de tonto, ni permisivo, ni de presa fácil para perpetrar con él el timo permanente del toco-mocho. Es llegado el momento, que los trileros se retiren del escenario.
Estamos desde ya pendientes de la nueva empresa. Cantaremos sus éxitos, que les deseamos. Pero seremos muy duros con las frivolidades e irresponsabilidades. Así mismo, exigimos que los aficionados ocupen el lugar que les corresponde, usurpado por la desidia de muchos y la manipulación efectuada este tiempo atrás. Ahora tienen la oportunidad de informarse, de recibir opinión independiente y veraz. También ellos tienen mucho que decir en el momento actual. La oportunidad de exigir una Fiesta en plenitud, es la mejor manera de perpetuarla. Solo lo verdadero permanece. Las mentiras tienen las patas muy cortas. Deben de ser esas patas las que hacen que el ganado se caiga.
Reiteramos nuestra felicitación al ganador y nuestra llamada a hacer de la Fiesta lo que merece: renacer y deslumbrar como hizo en épocas pasadas. Todos juntos y sin fisuras lo haremos. Cada cual que asuma la responsabilidad que le toca. Y en un día como hoy, cabe preguntarnos ilusionados, pero alerta, ¿Feliz 2005?.