En el archipiélago de las Azores, allí por tierras lusitanas se encuentra Isla Graciosa, un lugar paradisíaco que, como tal, ya podría admirar al mundo. Se trata de un lugar especial, mágico, yo diría que único y, para colmo, hasta son amantes de la fiesta de los toros. Isla Graciosa es apenas un “puntito” en el Atlántico, pero de una belleza tal que cautiva a todo el mundo.
El bello énclave de la plaza de Isla Graciosa
Y no deja de ser aleccionador el amor de Isla Graciosa por la fiesta de los toros, algo tan especial como digno de resaltar puesto que, el citado paraíso tiene una superficie de sesenta kilómetros cuadrados y, lo que es mejor, una población de 5.500 habitantes, dichosos ellos que viven en un paraíso hecho por la naturaleza para gentileza y regocijo de tan afortunados seres humanos.
Como quiera que en Isla Graciosa todo tenga un encanto natural, irremediablemente, en lo que a los toros se refiere, su plaza de toros no podía desentonar en tan bello paraje, por ello, la misma se construyó en un lugar paradisíaco como se muestra en las imágenes de Paulo Melo. Retratos que han dado la vuelta el mundo por todas las redes sociales y que, por supuesto, han cautivado a todo el mundo, amantes a los toros y los que no lo son. Una plaza de toros singular y única construida en el cráter de un volcán y rodeada de miles de árboles, elementos todos que le dan un sentido tan especial como inigualable.
Isla Graciosa en un día de festejo taurino
La fiesta de los toros, como se demuestra en estas imágenes propicia situaciones como la descrita. Solo la fiesta de los toros, la magia que ésta desprende es capaz de alcanzar epopeyas tales como la construcción de dicha plaza de toros. Un recinto con más aforo que habitantes tiene la propia isla. ¿Cómo no resaltar tanta belleza?
Vasco Gil Sodré, como primer poblador de Isla Graciosa sabía que accedía a un paraíso aquel 2 de mayo de 1.450, justo el día en que decidió abandonar su lugar de origen para descubrir, como explico, el Olimpo idílico en pleno corazón de las Azores, llamándole, al paraíso en que decidió vivir, SANTA CRUZ DA GRACIOSA.
Como sabemos, la fiesta de los toros, en las Islas Azores se vive con una intensidad desmedida, razón por la que se construyó la plaza de toros que ponderamos. Miles de plazas de toros existen por el mundo, en muchas ciudades y en distintos lugares del globo terráqueo, pero ninguna se asemeja a la de Isla Graciosa que, si se me permite, yo le llamaría Isla GRANDIOSA.