Sin duda que, lamentablemente, los toros no le interesan a nadie y, mucho menos en La México puesto que, en el cartel de ayer, con un compatriota español en dicho ruedo, Leandro, se concitó la peor entrada de la historia de dicha plaza.

Triste, muchísimo, todo lo que estamos viendo. Pensábamos que ya lo habíamos visto todo en la citada plaza y, cada día se logran peores resultados. Ver en El Embudo de Insurgentes mil quinientas personas nos da escalofrío a todos. ¿Qué sentirían los actuantes al ver apenas nadie en la plaza? No, no quiero ni pensarlo.

Esta imagen de La México no la veremos nunca más

Barrunto que el doctor Herrerías no quiere saber nada de la fiesta de los toros, las pruebas son las que relato. ¿Qué tipo de publicidad hará este hombre ante lo que es la Temporada Grande de La México? Supongo que ninguna. ¿Qué cobrarán los diestros si en la plaza no ha nadie? ¿Pondrá dinero de su bolsillo el empresario? Me muero de la risa nada más de pensarlo.

Uno ya se pregunta qué es peor, que las plazas estén cerradas o que veamos ese espectáculo lamentable en que se celebran festejos con los graderíos vacíos. Mal, muy mal todo. Lo poco que queda de la maltrecha fiesta de los toros, con personas como Rafael Herrerías, terminará para siempre.

Los carteles que se han confeccionado en La Monumental, tras algunas excepciones, no tenían interés alguno de cara a los aficionados. Como sabemos, la torpeza de Herrerías es infinita; a las pruebas me remito. El único torero que ha llevado mucha gente a la plaza ha sido El Pana, ahí están sus últimas actuaciones dicho ruedo y, en esta ocasión, en el primer trecho de la temporada mexicana, El Pana, ha sido olvidado por la empresa.

Como siempre sucede, el que interesa a los aficionados no le ponen en los carteles y, los que nadie pide, esos si son contratados. El resultado, funesto, como no podía ser de otro modo. Es cierto que, es muy difícil que exista un cartel que pueda llenar La México, David Silveti ya murió y José Tomás no está por la labor. ¿Qué nos queda? Sin duda, Rodolfo Rodríguez El Pana que, como dije, ha sido el diestro que más aficionados ha congregado en La México. ¿Dónde está El Pana? En Apizaco, Tlaxcala, como él sentenciaría.

Como vemos, entre torpezas empresariales, intereses absurdos, vanidades por doquier, entre todo y TODOS, han logrado que la fiesta de los toros muera en la primera plaza del mundo.

Cuando el cartel tiene cierto interés, Herrerías compra, como se hace en España, seis “burritos” pardos para sus actuantes; cuando no lo tiene, seis toros de verdad. ¿Cabe dislate mayor? El que lo entienda que levante la mano.

Foto: Jaime Oaxaca