Los novilleros colombianos no sabían que se enfrentaban a un dictador llamado Gustavo Petro que, como tal, lógicamente, ejerce la astucia y, en política, como sabemos cabe todo; hasta que un político se pase por los cojones a las altas magistraturas de su país, caso de la Corte Constitucional; una cosa como Mas en España, pero el asunto se desarrolla en Colombia.
César Rincón, adalid de la causa novilleril de Colombia
Desde hace más de dos años, Gustavo Petro, alcalde de la ciudad de Bogotá decidió clausurar la Santa María, la bellísima plaza de toros, toda una enseña arquitectónica de la capital bogotana. Un recinto taurino que se construyó, como miles de plazas en todo el mundo, a instancias de los aficionados que querían gozar de ese espectáculo maravilloso llamado fiesta de los toros.
Ante dicho desacato, un grupo de novilleros decidió llevar a cabo una huelga de hambre para presionar al tal Petro; unos chicos ilusionados que pretendían que se abriera su plaza de toros porque, junto a la misma, posiblemente, podían ver hechos realidad sus sueños por ser toreros.
Nada que hacer. Incluso hace unos días se personaron en Bogotá lo más sesudo de la torería del mundo, diestros españoles, mexicanos, colombianos; todos ellos capitaneados por el gran César Rincón y, ¿qué consiguieron? Absolutamente nada. La plaza jamás se abrirá. Aunque La Corte Constitucional ha fallado a favor de la empresa que regentaba dicha plaza y en contra de Petro, éste dice ahora que no se pude abrir la plaza porque está en ruinas. ¿Lo entiende alguien?
¡Qué tristeza para el maestro César Rincón!, en realidad para todos los diestros que allí se personaron para apoyar a los novilleros que, tras tres meses en huelga de hambre, se les ha aconsejado a los pobres que desistan porque, ante la actitud del alcalde, ellos morirán y la plaza seguirá cerrada. Como digo, toda una auténtica lección de dictadura. Gustavo Petro no recuerda que los bogotanos le eligieron como alcalde para servir a su pueblo; nunca para joderlo que es lo que el tipo está haciendo.
Como dije, en política cabe todo; la democracia la utilizan los políticos cuando les conviene, no porque ésta sea un derecho constitucional. Nos resultó penoso ver al maestro César Rincón pidiendo libertad, que exista la democracia, que haya concordia entre los suyos y, ese político nefasto llamado Gustavo Petro no quiso ni escucharles. Seguramente, el citado alcalde, sigue creyendo que vive amparado por y para la democracia. Vivir para ver.
Siempre dije que, en política, la democracia es el menor de todos los males, pero que aferrados a la misma, en cada esquina nos salen dictadores por doquier, es una práctica muy común entre la grey política. Gustavo Petro es el prototipo del peor dictador. A las pruebas me remito. Ni el hecho de ver que unos humildes novilleros podían perder la vida tuvo eco para que se reblandeciera su corazón. Justamente, lo que hacen siempre los dictadores.
Foto: Toros Colombia