Mientras más se civiliza el ser humano y aunque suene a contrasentido, ¡más animal se vuelve!.
Tal como se van viendo las cosas, este mundo, con el paso de los siglos terminará habitado únicamente por animales porque; el animal llamado humano, se habrá extinguido de la faz de la tierra.
Y es que debemos enfrentar la realidad, la extinción de la raza humana; ¡está comenzando o lo que es peor aún, ya está en proceso!
Guerras localizadas, salvajismo disfrazado de pasión religiosa, crisis económica mundial, pandemias y un equivocado sentido de “protección” animalista -naturalista, van llevando al ser humano a desaparecer. En nombre de “Dios” se mata gente, se arrincona a cualquiera que tenga otro “Dios” y miles de personas tienen que dejar su patria, sus costumbres; para salvar la vida.
Se secuestra niñas por cientos, para utilizarlas como objetos, se asesina extranjeros frente a cámaras que, difundirán las terroríficas imágenes de ese crimen por el mundo.
Cientos de niños mueren de hambre, por falta de medicinas, por abandono. Los sabios ancianos son arrinconados en el “trastero” para que no interrumpan la vida de los jóvenes que, por cierto; cada día están menos interesados en llegar a adornar su vida, con el maravilloso título de, “madre o padre”.
Los pueblos más rústicos, valoran la sabiduría de los viejos, adoran la presencia de los niños, cuidan el entorno natural porque, viven de él. Gozan de lo que les da la tierra y lo usan.
Los “civilizados” se enfundan en “verdor” y “vapores” y dicen proteger la naturaleza, pero; la lista de los animales en peligro de extinción es cada vez más larga aunque, extrañamente, nadie ha puesto en esa lista, al animal llamado “humano”
¿Las emisiones de gases, el calentamiento global? ¡no les interesan!, les interesan los cinco minutos de gloria que les presta el, desnudarse, teñirse de rojo y posar ante el mundo como “toros martirizados”. ¡Ignorancia sin límites!, la piel y musculatura humana no pueden compararse al cuero animal, a la cantidad de grasa y músculo que protege.
“La ignorancia es audaz, la sabiduría reservada” dijo Leonardo Da Vinci.
Y, que estos ignorantes tengan además el atrevimiento de alegrarse de la muerte de un ser humano, por el solo hecho de ser torero, bueno eso ya, ¡excede la lógica más elemental!, aunque no debería sorprender porque en “aras de la defensa de los animales” han llegado hasta; ¡a profanar tumbas!
Un torero es un ser humano; es hijo, padre, hermano, nieto, sobrino, tío de alguien, es una persona que vive como todos, en el seno de una familia a la que ama y que le ama.
Quién es capaz de sentir alegría ante la muerte de otro ser humano es un animal que perdió su capacidad “racional”, justamente esa que le diferencia del resto de los animales del planeta.
Hace pocos días murió un gran torero, un torero de empaque, arte, mando y cadencia, murió José María Dols, “Jose Mari Manzanares” y entremezcladas con millares de notas de pesar, no faltó alguna que, puso la estupidez en evidencia.
¡Qué pena da ver al hombre tan “animalizado”, tan alejado de la humanidad, del respeto a ese momento misterioso y sublime de la muerte que, parecería que a ellos no les llegará!.
El animal racional llamado “humano”, se está extinguiendo y lamentablemente, no parece que pueda ser sacado de la lista de animales en peligro.
Queda por preguntar: ¿será que alguien va a sentir pena cuando estos supuestos “animalistas” mueran?
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