Ayer, 19 de diciembre del año en curso, pude ver y comprobar la felicidad que dos toreros llevaban escrita en su caras; eran testigos del estreno de dos obras musicales en su honor y, ambos, gozaron de dicha música escrita para estos diestros. Ellos no eran otros que, Antonio Pérez El Renco y Francisco José Palazón, toreros alicantinos, de Elda y Petrel, concretamente.
El lugar elegido para dicho estreno musical, no podía ser mejor: el teatro de la CAM, en Alicante en que, la Banda Sinfónica de la ciudad, bajo la dirección del maestro Bernabé Sanchís, alcanzó cotas de auténtico lujo. Deliciosamente hermosa la interpretación de todas y cada una de las piezas en que, Bernabé, nos obsequiaba con esta música taurina que, como se sabe, tanto enaltece la fiesta de los toros.
Era un concierto organizado y patrocinado por el Club Taurino de Alcoy y que, bajo la presidencia de Rafael Ribelles, se llevó a cabo con todo lujo de detalles. Para que, la fiesta, en su totalidad, alcanzara las cotas más bellas, en el intermedio del concierto, el catedrático Adrián Espí Valdés, nos deleitó con su conferencia y, ante todo, con la exposición de diapositivas taurinas con la que nos alegró la vista y enriqueció nuestro corazón.
Todo el concierto giró en torno a la música taurina. Cerraba temporada la banda Sinfónica y, no pudo hacerlo de forma mejor; con la exaltación a la fiesta de los toros y a los hombres que la conforman. Antonio Pérez El Renco y Francisco José Palazón, al final del concierto, nos ofrecieron sus palabras de gratitud hacia los maestros compositores y, de forma concreta, a los organizadores y a la Banda Sinfónica Municipal de Alicante que, como explico, nos deleitó con su buen hacer y mejor interpretar.
Se cerró el acto con un almuerzo junto al mar en que, todos los comensales gozaron del mar Mediterráneo que, como testigo del evento, alegraba el alma de cuantos allí nos congregamos. El lugar, paradisíaco, nos invitaba a la reflexión, a la lectura, a la paz y, ante todo, a saborear, antes que la degustación de los manjares propios allí servidos, el dulce sabor que las notas musicales nos habían dejado en el alma.
Pudimos conversar con ambos diestros y, si acaso, las notas musicales escritas para ellos, con toda seguridad, les dejaron vivos; es decir, repletos de ilusiones para la temporada venidera. El Renco y Palazón, conjuntamente, como en un clásico mano a mano, departían con todos los amigos que allí nos congregamos que, no éramos otros que, El Club Taurino de Alcoy en su totalidad y los maestros que habían escrito dichas obras. Faltó, por razones que excusaba, el maestro Lorenzo Gallego Castuera, autor, junto con el maestro Bernabé Sanchís, del pasodoble en honor a El Renco; pero si estuvo Juan Manuel Molina, el autor de la pieza para Francisco José Palazón que, con la misma elegancia que él practica el toreo, así sonaba sus notas. Nos acompañó, como no podía ser de otra forma, el decano de los maestros españoles, es decir, don Manuel Berná que, sin falsas modestias, dirigió la obra por él escrita, cuyo título, PEPE MARIN, hace honor a este señor alicantino de cuyo nombre se inspiró el maestro Berná. Don Manuel Berná, con sus casi 90 años a sus espaldas, jamás le tembló el pulso y, su batuta, tan mágica como de costumbre, cautivó al numeroso público que abarrotó el teatro.
Para que no nos faltara de nada, el prestigioso locutor alicantino, el señor Vicente Hipólito, hizo de maestro de ceremonias y, con la majestuosidad que le caracteriza, hizo la presentación del acto.