Una vez más, un debate y una encuesta dan la medida de lo que piensan los aficionados sobre todos los asuntos que afectan a la Fiesta. De nuevo la votación pone de manifiesto la realidad de cuanto sucede en los toros. Todo está manga por hombro y no hay nadie que quiera, o pueda, poner orden.
Tratábamos en la última “División de Opiniones”, de la mano del periodista Emilio Martínez, el tema de la concesión de trofeos. Pues, digámoslo de inmediato: los aficionados están contra el cachondeo de repartir orejas como si fueran caramelos. Es más, son exigentes y quieren una Fiesta regulada y ya que existe un reglamento, se haga cumplir.
De forma inequívoca, ante las opciones que se ofrecían en la encuesta, se han lanzado a dejar muy claro cuales son sus prioridades. A la opción de que la segunda oreja se otorgue también a petición del público, se han mostrado contundentes: ni un solo despistado quiere que eso sea así. Tampoco quieren que sean los apoderados y banderilleros, auténticos agitadores en casi todas las plazas, a excepción de las más importantes, los que las vayan -como hacen en muchos lugares- cortando para aplicar la regla de los hechos consumados. Dos opciones, repito, que ni los despistados han sido capaces de apoyar. Así que ya lo saben los citados: a estarse quietos y dejar de alentar a las masas.
Por el contrario, el resultado final, sorprendentemente, ha dado un empate a 33% entre dos opciones complementarias. Por un lado, precisan que quieren que los presidentes sean auténticos aficionados, lo que quiere decir que sean personas capacitadas por sus conocimientos taurinos y no por la representación política o policial. Así mismo, exigen que estos, los presidentes, apliquen en rigor el reglamento, exigiendo que la segunda oreja sea concedida con base en lo realizado durante la lidia y valorando el toro al que se ha enfrentado el torero. Precisamente eso, lo sabrían hacer mejor los que, presidiendo, fueran auténticos aficionados. Un éxito de los votantes que sin poder votar mas que una opción, han sabido equilibrar las dos cosas que perjudican la autenticidad de los trofeos que se otorgan: presidentes, malos aficionados e ignorantes del reglamento que tiene que aplicar.
No le va a la zaga, 27%, la opción de que se valore de forma rigurosa y exigente el uso del estoque, que debería privar de cualquier trofeo en caso de bajonazos, e incluso de la segunda oreja con estocadas deficientes. Estas medidas dignificarían el resultado de los festejos y darían una distinta medida de la verdad de una actuación. Tendría prestigio, entonces, cortar orejas y no como ahora en España, México bien reciente, y en el resto de países taurinos. Los toreros tendrían prestigio por ello y nadie les discutiría sus triunfos.
Por último, también se posicionan contra las salidas en hombros por el corte de orejas individuales en cada toro, 7%, pero esta opción no ha estado priorizada al considerarse más importantes y necesarias las otras comentadas y que tienen más incidencia sobre el conjunto de la lidia. Seguramente, preguntada en otro contexto, también hubiera sido mayoritaria la exigencia de que se corten dos orejas en un toro para poder salir en hombros de una plaza.
Un debate mas de opinionytoros.com que pone contra las cuerdas a los que dirigen este negocio, que es lo único que se le puede llamar ahora a esta depauperada Fiesta. Los aficionados se posicionan de forma clara ante cada una de las encuestas que les vamos planteando. Gracias por participar y por el interés en sus comentarios.
Sabíamos que iba a ser una sección que tendría interés, pero no sabíamos que iba a resultar tan sentenciadora de la realidad actual del estado de la Fiesta. Sabíamos también que los aficionados de aquí y de allá no eran tontos, si bien es cierto que por eso los quieren tomar una gran parte de todos los que manejan el negocio taurino. ¿Dónde queda la dignidad y la vergüenza de los que presumen del corte de orejas, ayudados por cierta prensa aduladora?. Tal como ha dictaminado la encuesta, si quieren, cosa que se duda, mantener viva la identidad de la Fiesta brava, deberán acercarse a la autenticidad que se les reclama.