Mientras más leemos y escuchamos del inconcebible empeño de ciertos catalanes, en erradicar la fiesta taurina de su territorio, ¡más incredulidad sentimos!.
Uno de los íconos de España es, precisamente la fiesta de los toros. No se puede concebir la Madre Patria sin ciertos distintivos; la zarzuela, el sombrero cordobés, las castañuelas, los abanicos, el flamenco y, todos los últimos, siempre; vinculados al mundo taurino.
Si preguntamos a cualquier extranjero quién fue, “Primo de Rivera”, con mucha seguridad no podrán decirlo, pero si preguntamos, quién fue “Manolote”, apuesto a que sí y, esto, sean o no taurinos.
No creo que sea importante saber si los catalanes se han “europeizado” demasiado o, se han vuelto separatistas, es decir que o se quieren parecer más al resto de Europa o si quieren parecerse menos al resto de España. Porque, ¡las dos cosas, estarían mal!.
Solo falta que, con el tiempo en Cataluña se prohíba la fiesta más española de España y se comience a fomentar, por ejemplo; la caza del zorro. ¡Anda, por aquello de europeizarse, digo!
Más grave es pensar que, se pretenda quitar libertades a los catalanes.
Es decir, con todo este revuelo, los aficionados taurinos de Cataluña tendrán que ir a ver toros lejos de su “feudo”. Y, ¿me pregunto yo, si quienes mocionan este absurdo podrán creer de veras, que los aficionados, dejarán de serlo por “decreto”?.
El antecedente es además muy grave, porque; figurémonos que en un futuro, a alguna autoridad catalana se le ocurra prohibir a los catalanes, pensar, por ejemplo. ¿Me dirán que, también lo lograrán por decreto?
España es un país de libertades y, Cataluña, es parte de España; comparte raíces, historia y alma con el resto de la patria, entonces; ¡que nos dejen en paz a los taurinos, catalanes o no, que todos somos españoles!.
¡España es una sola!, diversa, variada, multicolor y múltiple en muchos sentidos, pero una sola.