Para muchos este diestro de Linares es el mejor, muchos de los aficionados de esa localidad entre ellos, para otros puede que no lo sea tanto, pero lo que es indiscutible es que es un torero que merece la pena, mucho más que otros que torean casi todas las tardes.

La temporada que está haciendo el torero linarense no se corresponde con su valía, ni mucho menos. Los empresarios prefieren apostar, quizá mejor decir conformar, con toreros cuyas características sean menos macizas, menos toreras, menos válidas. Es sabido que cuanto mejor es un artista más intenta cotizarse, más independiente le gusta ser y no resulta fácil de manejar.

Curro Díaz merece liarse muchas más veces el capote de paseo

Curro Díaz es todo eso: Artista, independiente en su gestión, y no se presta a determinados manejos que son práctica habitual en el mundillo taurino. ¡Así le va! podría exclamar un castizo y lo cierto es que no le faltaría razón y base a esa exclamación. Curro se mantiene fiel a su concepto torero y a su apoderado de siempre, dos piezas que encajan mal en el entramado taurino.

Pero su nombre ha sonado un poco más en la segunda quincena de agosto. Cuatro tardes en las últimas dos semanas parece casi propio de torero de los de arriba y con otro festejo en la primera, ha sumado cinco corridas en el mes que se acaba de marchar.

Eso ha permitido a los aficionados saber que está vivo, que está en activo, que mantiene los mismos conceptos y que los éxitos acompañan sus paseíllos. Le olvidan las empresas pero no los aficionados.

En cinco festejos ha sumado ocho orejas, cifras numéricas de las figuras, ha salido en hombros tres de esas tardes y solo en una ha dejado de pasear trofeos. Si excluimos la corrida de Cantalejo, curiosamente la única presenciada por mí, su promedio sale a dos orejas por tarde.

Cierto que no es ese el ratio que debe barajarse para que Curro Díaz toreé más tardes, pero si eso es lo que exigen quienes montan los festejos, también ha hecho los méritos exigibles.

A Curro se le quiere ver no por esas orejas, se le prefiere ver por sentir el toreo, por acariciar las embestidas de los toros, por impregnar de torería sus actuaciones, por mostrar los detalles de orfebrería que suponen sus ayudados y remates… por ser diferente a cuantos matadores de la rutina han hecho oficio… y beneficio.

A Curro Díaz lo queremos ver anunciado en muchas más ferias, en todas, su capacidad y valía torera supera con creces la de tantos compañeros anunciados sin saberse muy bien por qué, o precisamente porque lo sabemos muy bien.

A Curro Díaz no se le puede apartar de la próxima temporada como han hecho este año sin una razón que justifique plenamente dicha ausencia en los carteles. Ferias grandes y pequeñas podrían presumir de tener un artista en sus carteles y no lo hacen. Además ni siquiera se puede argumentar aquello de los nombres para llenar las plazas, las plazas sin Curro están igual de vacías.