Nadie tenemos el don de ser profetas, por ello, hay que ser muy cautos a la hora de la pronunciación al respecto de lo que puede ser el futuro de tal o cual diestro. Quiénes ya peinamos canas, por ejemplo, recordamos cuando Vicente Yesteras salió en hombros de Madrid y, en aquel preciso instante todos creíamos que estábamos ante el diestro que mandaría en la fiesta en los próximos años y, el bueno de Yesteras acabó de banderillero de lujo.
José Garrido puso el toreo en un muy buen lugar en Bilbao
Pese a todo y ante lo expuesto, no podemos hacer oídos sordos ante lo que protagonizó José Garrido en Bilbao en su comparecencia en solitario frente a seis “toros” en dicha plaza. Admirable su actuación. Al margen de salir en hombros con dos orejas de un toro, su actuación estuvo repleta de torería, de gusto, empaque natural, variedad, ganas y, como él confesara, tras la lidia de su último enemigo, cuando el diestro confesó que no le quedaban fuerzas, pero que toreó con el alma, ahí demostró su grandeza sin límites.
Tras ver la actuación de José Garrido en Bilbao, uno comprende muy rápido el motivo de su salida por la Puerta del Príncipe en Sevilla. Como explicaba, nadie sabe lo que el destino le tendrá preparado a Garrido, pero sí todos sabemos que nos encontramos ante un diestro diferente, un torero apasionado por su vida, por su profesión, por su quehacer tan bello como excelso.
Si cualquier matador de toros consagrado, en el noble ejercicio de enfrentarse a seis toros, casi siempre resulta monótono, comprobar la generosidad y variedad con la que Garrido nos obsequió en Bilbao, su actuación resultó una bocanada de aire fresco; nos recordó al maestro Joselito en su corrida Goyesca de Madrid y, la comparación no es mala, más bien, todo lo contrario. Que muchos años después, un chaval nos recordara al gran Joselito en su inolvidable actuación madrileña, nada puede ser más ilusionante.
Confieso que, José Garrido, para mí era una novedad total; jamás le había visto; no es menos cierto que de él se han dicho cosas hermosas, pero verle, resultó, como decía, una ilusión desbordante puesto que, comprobar que quedan hombres que quieren ser toreros de verdad, eso emociona a cualquiera.
Todas las suertes del toreo, las habidas y por haber, las llevó a efecto José Garrido en Bilbao. Como decía, la variedad y el buen hacer brotaron de sus manos; incluso lo intentó con las banderillas; todo un cúmulo de sensaciones las que brotaron de sus manos y sentidos para el beneplácito de los aficionados. Una de sus faenas, llevada a cabo al natural por ambos pitones, caló muy hondo en el sentir de los bilbaínos; como sucedió con todos los que fuimos telespectadores de tan magno suceso.
Savia nueva para una fiesta vieja, este sería el axioma que definiría por completo a este diestro pacense que, al paso que camina, muy pronto superará a sus propios mentores, El Tato y Antonio Ferrera, para dicha de ambos, claro. Sí, porque eso de tener un “brillante” entre sus manos, aunque haya que pulirlo, es un tesoro inalcanzable para muchos.
Enhorabuena, José Garrido, démosle gracias a Dios por tu mente tan natural y creativa. Por eso dije en mi enunciado, Natural…mente.