Como quiera que rectificar es de sabios, en su momento, cuando me pronuncié al respecto de la reaparición de Vicente Ruíz El Soro, dije que me parecía una locura condenada al fracaso y, tras ver lo que ha sido su triunfal reaparición, reconozco mi error. Si digo que me siento feliz de haberme equivocado porque, mi error, ha sido el éxito de El Soro que, el pasado domingo, teniendo como escenario la plaza de toros de Játiva, el torero de Foyos salió en hombros de dicha plaza.

El Soro con el cartel anunciador de la corrida de su reaparición

Mis dudas, como las de todos, al respecto de Vicente Ruíz, tenían su fundamento. Yo veía, en su persona, la analogía comparada con la de su compañero de profesión, el mexicano David Silveti que, con idénticas lesiones que las que sufrió El Soro, el diestro de Guanajuato no pudo superarlas y acabó quitándose la vida porque ésta no tenía sentido para Silveti si no podía torear.

El Soro nos ha demostrado mucho valor, enorme entereza para superar las múltiples intervenciones quirúrgicas en su rodilla y una pasión sin límites por aquello de lograr su objetivo que, veinte años después, lo ha logrado.

No cabe entrar ahora en detalles sobre lo que ha sido su reaparición llena de éxito; eso es lo de menos, aunque era la meta de El Soro. Lo que nos ha conmovido a todos no es otra cosa que la superación ante la adversidad de un Vicente Ruíz pletórico, entregado, constante, convencido de que lograría su objetivo y, tales valores merecen el reconocimiento de todo el mundo en su honor.

No es sencillo lo que El Soro ha logrado. Como dije, en situaciones parecidas, David Silveti optó por quitarse la vida mientras que, Vicente Ruíz, empecinado en que el milagro se produciría, nos ha demostrado a todos que, si quieres, puedes.

Como explico, valorar artísticamente lo que El Soro realizó en Játiva ya lo hicieron nuestros compañeros; de mi parte, con estas letras, lo que quiero es tributarle una gran ovación a este diestro puesto que, cuando todos pensábamos que iba a cometer una locura, lo que en realidad ha hecho Vicente Ruíz no ha sido otra cosa que darnos una tremenda lección a todos los aficionados, a los taurinos, a la vida misma.

Cuando todos creíamos que veríamos un “cadáver artístico” en Játiva con la persona de El Soro, hasta nos deleitó con las banderillas, una suerte complicadísima por la agilidad de piernas, de las que todos dudábamos y que Vicente, lleno de amor propio, veinte años después quiso ser El Soro de siempre.

El futuro artístico de El Soro está por venir; nadie sabe hasta dónde llegará muleta en mano; incluso si le darán las oportunidades necesarias para reivindicarse a sí mismo como torero del pueblo. Como fuere, Vicente Ruíz ha logrado el milagro; volver a la vida, en este caso, a su vida artística que, por culpa de aquella aciaga lesión de hace más de veinte años, todos le creíamos acabado para su profesión; nos engañó a todos, razón por la que ahora le brindamos nuestra admiración y respeto.