Hay muchos y no muchos, que pueden y pudieran ser catalogados amantes y profesos de la Fiesta Brava, de la Fiesta de Los Toros, taurinos de taurinos, más no aquellos que recuerdan lo taurino, cuando se aproxima una Fiesta Patronal que incluya novilladas, corridas de toros, rasgándose las vestiduras para hacerse ver, como aficionados taurinos, todos unos personajes que van a la caravana con sombrero prestado.    

Los hay de afición y pasión, los que la llevan en la sangre, la tienen consigo las 24 horas del día, los 365 días del año, defendiendo, impulsando, fortaleciendo, difundiendo la Fiesta Brava.

Están aquellos, disfrazados de taurinos, esos que lo menos que hacen a lo largo del año, es impulsar, defender, difundir la Fiesta Brava. Recuerdan de ella, en tiempos de feria, cuando algún Empresario, monta un espectáculo taurino y ahí sí, son consagrados aficionados, llevando por delante, el apetito pesetero, personalista y hasta político, que no debe tener cabida, bajo concepto alguno, en el mundo del toro.

En Venezuela, estos seudo susodichos taurinos, ya apestan dentro de nuestra Fiesta Brava. Esos que participan de la caravana con sombrero prestado, todo roído y sucio por mal uso, haciendo más daño que los propios adversarios, vanagloriándose de aficionados y hasta la palabra taurino, les queda muy grande.

Taurinos hay muchos pero también los hay disfrazados de taurinos. Ahí están, esos son, los que le hacen serio daño a nuestra Fiesta Brava y en quienes, llevan muy dentro de sí, la afición y pasión por la Fiesta de Los Toros, está el sagrado deber taurino, de echarlos de lado.