Ahora que comienza San Fermín, se nos ha venido a la mente la necesidad imperiosa de “aprender a ver toros” y es que, aquello de “ver” implica mucho más que, simplemente llegar a la plaza o sentarse frente a un televisor, a mirar; como a vuelo de pájaro, lo que ocurre en el ruedo.
Son muchos los años que llevamos asistiendo a corridas de toros y cuando se ha podido, hemos visto todo cuanto la televisión nos ha permitido ver y no deja de sorprendernos la poca capacidad de “ver corridas” que tiene muchísima de la gente que, llega a las plazas.
Es triste decirlo pero, lamentablemente es cierto. La mayor parte de quienes asisten a las plazas de toros, va por muy variadas razones y basta con mirarlos para saber que, por afición; son pocos los que están ahí.
Sorprende ver que muchos de los asistentes, cuando el toro está saltando al ruedo por la puerta de toriles, están conversando, contando imaginarias estrellitas o, en los últimos tiempos; mirando sus teléfonos móviles.
Y uno no puede dejar de pensar: ¿cómo juzgarán la corrida si no están prestando atención al toro?.
Aunque muchos de los despistados asistentes no lo crean, la corrida comienza justamente ahí, cuando el toro pasa por la manga y llega al ruedo.
Y es que, son muchas las cosas que podremos aprender de ese ignorado paso del toro de los corrales a los ruedos, pero claro; si el público está distraído en otros menesteres, no lo podrán ver.
Es de vital importancia observar atentamente los primeros embroques del toro con los capotes, tanto del torero como de los subalternos porque; es entonces cuando veremos las cualidades y los defectos de su embestida, cualidades y defectos que afectarán directamente el desarrollo de la faena.
Es trascendental mirar atentamente la actitud del toro a la hora de la suerte de varas.
Es indispensable darse cuenta de cómo y desde dónde, arranca el toro a su encuentro con el picador y también es gravitante para el futuro de la faena, apreciar la colocación de la puya porque, de no estar colocada apropiadamente; no producirá el efecto para el que ha sido creada.
Nos atrevemos a sugerir a quienes se den el tiempo de leernos que, sea en la plaza o en la comodidad de sus hogares, en la próxima corrida a la que asistan; se den el tiempo de “aprender a ver” toros.
Miren atentamente cada uno de los distintos pasos de este ritual centenario que es una corrida de toros y háganlo con el respeto y la atención que merece todo rito.
Nos atrevemos a asegurarles que cuando lo hagan, le tomarán gusto a esto de “ver toros” y de verlos con atención porque, cada corrida les presentará nuevos cuestionamientos que los llevarán a dedicar algún tiempo a estudiar todo lo que envuelve la Fiesta Brava.
Hoy en día, el Internet nos acerca el conocimiento de cualquier materia y la Tauromaquia no es excepción, si nos dedicamos un ratito libre, cuando buenamente podamos a investigar; por ejemplo, sobre los encastes y sus características o sobre cuál es la importancia de la suerte de varas, etc.
Y así, de un tema, podremos saltar a otros. Nos atrevemos a asegurarles que, en cuanto se dejen enganchar por el “bichito” del querer saber algo más, comenzarán a gozar de las corridas de una forma muy distinta, quizá porque mientras más se estudia y aprende, más se comprende esto de “ver toros”.
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