Se aproxima la fecha. En poco más de una semana los principales ruedos españoles y franceses se vestirán de largo por Resurrección. Pero el Domingo de este año no será un Domingo normal. Será, si me apuran, un Domingo totalmente anormal por las circunstancias. Primero por lo sucedido en relación a los carteles de Sevilla. En ese aspecto se ha dejado ver la pasta de la que están hechos algunos toreros. Y no ha sido ésta la pasta especial de la que se habla habitualmente cuando de toreros se habla. La pasta de la que están hechos estos toreros es la pasta con la que se hacen comerciantes y políticos. Fachada, poco fondo y nada de honestidad. Intentos de golpe de estado y rabietas de mandones que ya nos tienen acostumbrados a ellas. Como ya dije un día, el lema de alguno parece ser: en mi rabieta mando yo. Y la mantiene con importante soberbia. Si no a ver de qué el comportamiento hacia el equipo médico de la plaza de toros de Sevilla. Ante todo debe estar el honor. Podemos comprender que después de toda la que se ha montado, al Juli y a otros no les apetezca aparecer por según qué sitios y ver a según qué personas. Pero cuando quienes te invitan te han salvado la vida en alguna ocasión, también la de tus compañeros, y dedican a eso su profesión, uno se mete el endiosamiento, la rabieta y el orgullo, en salva sea la parte, se pone su mejor sonrisa y tira palante, consecuente con sus actos y digno de su honor. Y nadie se haga cruces, que todos los que allí estén, conocedores de lo que ha pasado, no harán sino apreciar el gesto. Ah, pero en mi rabieta mando yo.
Anormal también por la competencia que se ha creado entre dos plazas que en concisiones normales no compiten. Y en eso los anunciados en Málaga tienen mucho que ver. Curiosa la pasta de toreros que han mostrado estos dos. Así han roto peras con Sevilla se han cambiado al bando de Málaga. Y en principio nada que objetar a eso, que cada cual torea donde quiere cuando puede hacerlo así. Sin embargo, lo primero que hicieron los del mano a mano malagueño fue anunciarse sin toros. Así, como suena. Por otro lado, llama la atención que habiendo podido elegir, no se decidieran por una plaza que quedara a la altura de la que abandonan. Ustedes ya me entienden. Pero parece ser que el Domingo de Resurrección debe transcurrir en Andalucía y nunca en otras plazas con renombre en España o en Francia. Hubiera sido la alternativa justa, abandono una de categoría, selecciono otra acorde. Vamos, que Málaga no se parece a Sevilla, para que darle más vueltas. Pero claro, cositas de esas, anunciarte sin toros y cosas así, se aceptan en unos lugares y no se pueden ni plantear en otros. Eso sí, el de negro fue aludido en la presentación: acorde a la plaza, con trapío pero sin exageraciones, dicen que dijo Morante en la presentación del cartel de toreros. Curiosamente esto lo dijo en cuanto a las cosas que le preocupaban de la corrida: la exigencia de los presidentes y los veterinarios en los corrales. Más claro agua. Así son las cosas. Parece ser que en Málaga se le permite a un torero anunciarse sin que haya toros seleccionados y dar ‘el toque’ a los supervisores sobre cómo comportarse cuando los haya. En fin, ya no queda ni vergüenza torera. Manzanares ha sido más correcto y por respeto a la Maestranza no toreará en ningún sitio. Cuando las cosas suenan honestas, hay que decirlas.
Lo mejor de todo es que van a embolsarse un dineral. La jugada les ha salido redonda. A Málaga viajarán tropecientos mil curiosos atraídos por el evento y el morbo que genera lo de que van a desquitarse. Pero aquellos que de verdad entienden de toros, aquellos que saben disfrutar de la lidia antes que de la presencia de un nombre vestido de torero, esos estarán en Sevilla.
Lo de Málaga promete ser, tal y como transcurren los acontecimientos, un festejo menor con hombres vestidos de luces en lugar de hacerlo de campo. Eso sí, la nómina de orejas, e incluso de rabos, seguro que será tremenda. Y será inevitable que terminados los festejos se hagan las comparaciones. Y éstas se harán en función de eso, de los trofeos. Y otra vez la cosa no será justa porque no es justo comparar los trofeos que van a cortar los figurones a un toro de pasta de cartón con un público a favor, y quizás poco entendido, con los que cortarán los toreros valientes a un toro de verdad, ante un público entendido y en una de las corridas más tradicionales del año. Pero en eso hemos convertido esta fiesta.
En definitiva, si queremos buscar pasta de toreros, el Domingo de Resurrección estará lleno de plazas en las que la tauromaquia se llevará a cabo. Si lo que queremos es ver a toreros con pasta, entonces a Málaga a ver el show de la cabra con los cuernos afeitados. Así han hecho pasta estos señores. Así la quieren seguir haciendo ¿Y el toro? Ah, bueno, al toro… que le den. Otra vez se ha visto.