Decir Zarzuela es decir España. Es una de esas sencillas cosas que te llevan o te traen a tus orígenes. Olvidada por muchos, mucho más por quienes tendrían la responsabilidad de cuidar de cuantas cosas son nuestro patrimonio, está viva y transmite vibraciones. No es una antigualla de museo, ni siquiera algo para nostalgia de unos cuantos jubilados. Es, por encima de todo, nuestra música. La que mejor refleja quienes somos.
Es curioso, pero en ella se siente uno. Parece un viaje en el tiempo y con cada personaje uno adivina como eran sus antepasados. Y están todos: los alegres, los mezquinos, los románticos y los pillos; los trágicos, los que trabajan y los holgazanes y, por encima de todo, las mujeres. Mujeres de pura raza, raza española. En sus gestos y ademanes, adelantadas a su tiempo. Quizás mucho más que las de ahora. ¿O es que pintan más que las de antes, las que dicen presumir de su escalada?. De cualquier modo, bellas. Origen y cuna de las de ahora.
Le llaman género chico y es el grande. Grande por cuanto hay que compatibilizar los textos y la música; la representación teatral y las voces en el canto. Grande, pues es en ellas donde hay que aproximar la realidad de la calle, de cuanto acontece a diario, elevándolo a la categoría de misterio, de la magia de la música. La ópera es solo música y el pueblo, el llano, se siente menos representado.
El pasado sábado, en Cartagena, presencié una actuación hermosa. Hermosa por la interpretación dada y hermosa por el cariño y desvelo de cuantos la ponen en escena. Una Asociación Lírico Cultural, los “Amigos de la Zarzuela de Cartagena” representaron “La Verbena de la Paloma”, así como un gran recital de escogidas piezas de otras distintas zarzuelas. Por si todo eso fuera poco, además lo hacían a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer. Tres objetivos en uno. Preservar el género, interpretarlo y donar fondos para una gran causa. No suelen hacerlo tan bien los gobiernos que nos tocan.
Con ser bueno el interés que les motiva a defender la Zarzuela, con lo que supone de esfuerzo y sacrificio, dedicando horas de interminables ensayos para poder salir a escena, robadas a sus tareas cotidianas, lo es más aún el rigor profesional de sus actuaciones. Aficionados todos, pero con los matices propios de los profesionales. Impecable su trabajo en pos de tener actualizado este género tan español.
Y no es un cuadro de quince ni de veinte, sino una auténtica agrupación de más de sesenta en el escenario que hacen lucir la obra como se hace en las grandes galas. Fantástica la puesta en escena y las distintas coreografías. Actores de primera, sin la etiqueta de profesionales, pero con el alma interpretativa puesta en el corazón, más allá de la cartera.
Dirigidos todos por el maestro José Antonio Torres Acosta, forman un elenco de gran nivel, donde destacan las sopranos Luisa Torres y Mabel González, el tenor Pedro Noguera y el barítono Antonio Ocio. Todos arropados por el cuadro artístico, ballet y coros, de los que se encarga el maestro Juan Antonio López.
A nosotros, www.opinionytoros.com, cronistas de la Fiesta brava, fiesta española donde las haya, nos place que la Zarzuela ocupe un lugar destacado. Lugar propio por derecho y por lo que representa de cultura del pueblo español. Y así como a los toros, nos vemos obligados a defenderlos de los insistentes y recientes ataques de grupos políticos antiespañoles, nos complace sobremanera poder presenciar actuaciones en las que para cerrar se tiene el acierto de interpretar un pasodoble tan torero como “El Gato Montés” de la Zarzuela del mismo nombre. Hermanados en la misma causa, de defender lo español, felicito a esa Asociación Cultural y les animo a seguir en esa línea. Cuentan, desde ya, con más amigos.
Esperando que lo sean nuestros, reitero que nunca ha sido mejor momento para cantar todos juntos “El Gato Montés”.