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En este segundo y último día de feria, fue sorpresiva la presencia de Sebastián Peñaherrera, quién inicialmente formaba parte únicamente del primer cartel y su aparición fue importante.
Sebastián es muy joven pero, en este segundo día mostró una madurez admirable. Presentarse a día seguido, tras una primera tarde poco rescatable, tanto por el toro que le tocó en suerte, como por los errores cometidos; era ya de por sí, aceptar un reto.
El segundo toro de Peñaherrera en la feria de Ambato, fue tan malo o aún peor, si nos apuran, que el primero pero; a este segundo lo toreó con mucha inteligencia, mostrando su afán de triunfo pero, al mismo tiempo; rejoneando con inteligencia, midiendo las fuerzas del toro y dándole la lidia justa.
No le rodaron bien las cosas, desgraciadamente a la hora de finiquitar la faena y lo hecho, se desvaneció pero; lo que sí que quedó muy claro fue la capacidad de reponerse de esta joven promesa del rejoneo ecuatoriano que sin lugar a dudas tiene madera y apunta formas.
Juan Francisco Hinojosa nos recordó a ese Juan Francisco de sus primeros tiempos, pero; con el aplomo y la serenidad que da el rodaje, el estar placeado.
Dio gusto verle, asentado de planta, mandando, templando; entendiendo a sus toros, dándoles la lidia que pedían, lamentablemente no logró finiquitar ninguna de sus dos faenas por lo que, todo lo bueno que mostró en su quehacer con los trapos, no pudo ser premiado y es que, aunque es sabido que los toros tienen hueso y que a veces se pincha, esos pinchazos, borran cualquier faena.
Antonio Nazaré fue uno de los nombres atractivos de la frustrada feria de Tambillo por lo que; para muchos de nosotros, sí que fue un nombre importante, en la feria ambateña.
Y de él, solo podemos decir que, si fue capaz de mostrar el poder ilimitado de su muleta y su gran técnica, con el escaso material del que dispuso; será apasionante verlo con un toro que se preste al lucimiento.
Fue tanto y tan bueno lo que vimos de este joven torero que, nos arriesgamos a decir que Nazaré, tiene una de las muletas más poderosas de la nueva “hornada” de toreros.
Y llegamos al titán de la valentía de esta edición de la Nuestra Señora de la Merced, David Galván. El primero de su lote fue un manso peligroso, con malas ideas y peores intenciones, que en cuanto pudo, levantó al torero por los aires.
Galván intentó, todo lo que pudo y, sin quizás más de lo que debió; hacer faena del bicho y esa tozudez, ese empeño tuvo un costo, una espeluznante voltereta de la que se levantó con la taleguilla hecha girones y con abundantes rastros de sangre que parecía ser del torero. Aún con evidentes muestras de mareo, con un pundonor rayano en el absurdo, intentó extraer algún muletazo, pero, la voltereta tuvo pronta réplica.
Tras el segundo percance, a nadie sorprendió que pinchara en el primer viaje, lo que si que sorprendió, fue la decisión con la que se volcó en el segundo viaje y la estocada que logró, aunque lamentablemente no bastó y necesitó de varios golpes de descabello.
Pasó a la enfermería por su propio pié y lo hizo, arropado con el grito de “torero-torero”.
Tan espeluznantes fueron las dos volteretas que le propinó el manso, que nos temimos que no pudiera salir para lidiar el séptimo de la tarde.
Lo humano, lo comprensible, hubiese sido que no saliera tras el palizón que llevaba encima, pero nada le impidió volver. Vestido con un pantalón hallado en algún lugar, se plantó firme para recibir al segundo de su lote.
Tristemente este último de la tarde y feria, fue tan manso y complicado como la gran mayoría de los que se lidiaron en Ambato y no permitió lucimiento alguno, aunque; si se vio algo más de sus cualidades de torero.
También este toro hecho mano del torero paralizando al público una vez más con una aterrorizan voltereta y uno de los pitones pasando demasiado cerca del cuello y la cara de Galván.
La nula calidad del ganado no permitió ver como hubiésemos querido ver, a Antonio Nazaré y lo mismo se aplica a los otros alternantes de la tarde y quizá deberíamos decir que, de la feria.
Fue triste, el flojo resultado de la edición 2014 de la feria ambateña. Fue lamentable también, ver la inmensa voluntad de todos los toreros estrellándose con el bloque monolítico de una colección de mansos de diversos niveles de mansedumbre y complicación pero, lo peor fue ver cómo, una ganadería de la calidad que tuvo en su momento; la de Carlos Manuel Cobo, ha terminado por no guardar más que la bella estampa, porque la raza ha desaparecido.
Para el año que viene, convendría pensar en algunos cambios, en lo referente a carteles, podría ser, mantenerlos con toreros emergentes; pero con tres días de feria, para así evitar tentaciones de tomarse el feriado en otras actividades o, por el contario hacer dos corridas con figuras que por si mismas, sean el imán que atraiga al público sin dudas.
Ahora bien, lo más importante a ser corregido el año venidero, será el ganado porque, “Vistahermosa” y “Mirafuente” dieron muestras evidentes de estar pasando un bache muy grave de falta de casta y es sabido que, corregir esos fallos ganaderos toman mucho tiempo, por lo tanto; para el año que viene, será primordial tener ganado de distinto origen.
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