Algo se nos
muere en el alma cuando un amigo se va y, eso me ha sucedido a mi en
este instante cuando Antolín Castro, nuestro director, me ha comunicado
el fallecimiento de nuestro ínclito Joaquín Monfil. Sin duda, ha muerto
uno de nuestros pilares básicos en la feria de San Isidro de Madrid,
ciclo en el que era asiduo narrador, nuestro compañero querido.
Tuve ocasión de compartir presencia en Las Ventas con el ya añorado Joaquín
Se
nos ha marchado un hombre de bien -y no es una frase hecha por aquello
de haberse ganado la gloria eterna- lo digo porque Monfil era un tipo
valiente, aguerrido, luchador, un vendedor de verdades más allá del bien
y del mal. Joaquín Monfil sentaba cátedra con sus crónicas, aquellas en
las que promulgaba la verdad porque como siempre sentenciaba, su dinero
era de curso legal y, como tantas veces nos dijera, el espectáculo que
le ofrecían no era el adecuado ni correcto y mucho menos válido, de ahí
sus exacerbadas críticas al taurinismo.
Desde la delantera de grada 7, con su bigote, era fijo en Las Ventas todo el año
Se
nos ha ido de manera repentina Joaquín Monfil y, de forma irremediable,
en OyT hemos quedado huérfanos; primero de su presencia y de forma
eterna, de su esencia, la que ya no gozaremos nunca más. Si digo que le
recordaremos como lo que fue, un tipo muy válido, un ensayista de la
verdad y un aficionado cabal, sí señor.
Dios te tenga a su vera querido Monfil.