Este titular podría ser el alegato que tantas veces tuvo que sufrir el admirado artista Antonio Sánchez Puerto en que, a lo largo de su carrera, por distintos motivos, se le ninguneó de mala manera a nivel artístico y, ahora, días pasados, una vez más siendo el escenario Las Ventas de Madrid en que, en la sala Antonio Bienvenida, en que se han venido desarrollando distintos acontecimientos de lo que ha pasado en dicha plaza en las últimas décadas, nos resultó paradójico que no se nombrara para nada al diestro Sánchez Puerto que, justamente, en la citada década de los ochenta cinceló sus mejores obras en el ruedo de Madrid.

La inenarrable torería de Sánchez Puerto
Era de justicia que, en dicha filmación, como pudimos ver a Ruíz Miguel, Rafael de Paula, Ortega Cano, Julio Robles, Espartaco y otros, se debería de haber reseñado la figura y obra del diestro Sánchez Puerto que, en dichos años, dibujó en Las Ventas faenas inolvidables.
Cada día estoy más convencido que, ante el gentío, los grandes medios de comunicación, los poderes fácticos y, como sucedió, hasta la misma Comunidad de Madrid, mediante su Centro de Asuntos Taurinos, todos sienten y gozan ante aquellos que, mediante su etapa como matadores de toros, hasta tuvieron la suerte de comprarse una finca, algo que debería de quedar al margen de toda expresión artística puesto que, como sabemos, Van Gogh murió en la miseria. Digo esto porque si tuviésemos que juzgarlo por lo que acaudaló a nivel material, en este momento no le nombraría ni Dios.

Sánchez Puerto sale en hombros de Las Ventas
Sánchez Puerto no compró finca alguna, pero si ha dejado bellísimas páginas escritas de tu tauromaquia en el ruedo de Madrid y, por justicia, como digo, en dicha conferencia de hace unos días, dicho artista debería de haber aparecido en aquella década que nos resumieron de los años ochenta del pasado siglo. ¿Qué logros obtuvo Sánchez Puerto en dicha década? A saber. Recordemos las fechas. El 27 de agosto de 1983, su balance fue de una oreja y fuerte ovación; el 15 de agosto de 1986, dos orejas y la puerta grande; el 14 de septiembre de 1986, una oreja y vuelta al ruedo; el 5 de junio de 1989, la mejor faena de la temporada y de muchas temporadas a un toro de Victorino Martín, faena que cantó todo el mundo.
No es mal balance el de Sánchez Puerto, como para haber sido acreedor a ser recordado en dicha plaza en que, como digo, una vez más, quedó ausente. Una pena que los organizadores le olvidaran puesto que, los datos aquí reflejados, justamente, el balance de lo que dicho diestro logró en la citada década, imagino que eran atributos más que suficientes para ser uno de los protagonistas de los años citados.

Arte puro frente a un toro de Victorino en Madrid
No pasa nada, por supuesto que no. Lo que Sánchez Puerto logró en Madrid nadie lo olvidará puesto que, sus faenas, al paso de los años, siguen vivas en el corazón de los aficionados, pero me pareció una broma de mal gusto no recordarle en dicha cita venteña en que, como vimos, allí estuvieron los triunfadores de aquellos años. ¿Por qué se le obvió? Nadie lo sabe y, lo que es peor, nadie nos lo sabría explicar.
La gloria, la que él cincelara en el ruedo de Madrid se la llevó en su momento; nada más podremos agregar a su limpia trayectoria artística, pero si pudimos ver las caras de desolación de algunos aficionados que acudieron a dicha cita para eso, para rememorar los triunfos de un artista llamado Antonio Sánchez Puerto y se quedaron estupefactos al ver como se le ninguneó una vez más, yo diría que peor que cuando estaba en su época como matador en activo.
Termino como empezaba. Sánchez Puerto, ausente de Las Ventas, una vez más, pero ésta sin sentido alguno. Si los que debemos, no somos capaces de resaltar la verdad, el dislate lo tenemos servido. Así le ha ocurrido a Sánchez Puerto que, como sabemos, la ocasión era, además de inenarrable, muy justa. No pudo ser, lo cual viene a demostrar que, hasta en el Centro de Asuntos Taurinos de Madrid hay malos aficionados.