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Condortrust S.A., está haciendo una apuesta fuerte para recuperar la feria decembrina.
Está apostando por ganaderías, tradicionalmente olvidadas en la feria quiteña, está apostando por carteles de novedad y juventud combinándolos, acertadamente; con el más grande de los rejoneadores y poniendo como cabezas de cartel de a pié a Iván Fandiño y Guillermo Albán.
Está apostando con novilleros de peso en México y Ecuador, está apostando con la alternativa de un joven rejoneador ecuatoriano que, nos atrevemos a decir; dará mucho que hablar en el futuro.
Apuesta a realizar una feria en las afueras de la capital y no en una plaza estructurada si no en un a portátil. Es sin duda una gran apuesta que será además; una toma de pulso, de la afición.
Se dice que el hombre es un animal de hábitos y si juzgamos lo que venía siendo la Feria Jesús del Gran Poder, esta aseveración no hace más que confirmarse. Por años la afición capitalina se acostumbró a comprar los abonos basándose únicamente en nombres que se dejaban caer, algunos de los cuales; al final no llegaban a formar parte de los carteles definitivos de la feria.
El público se acostumbró al tráfico y las complicaciones de parqueo a la hora de acceder al Coso de Iñaquito, se acostumbró a ver únicamente ciertas ganaderías todos los años, marginando muchas otras; condenándolas de paso, a lidiar únicamente en la entonces, limitada actividad de provincia.
Hay dos puntos de especial delicadeza en la apuesta que está haciendo la actual Empresa. El primero y de hecho, el más incierto; es el que respecta al ganado.
Todo ganadero hace día a día, su mayor esfuerzo para lograr tener lo mejor de lo mejor en su ganadería y, con toda seguridad los ganaderos que por primera vez en muchos años, se ven anunciados en la feria de Tambillo habrán elegido los toros que, por su reata y familia; al menos en el papel, ofrezcan más garantías.
Pero, muchos de ellos llevan mucho tiempo sin lidiar en plazas de importancia y ese será un peso en su contra. Al lidiar poco, habrán tenido pocas oportunidades de reparar las complicaciones que puedan existir en sus ganaderías, lo que quiere decir, en pocas palabras que, en lo que respecta a muchas de las ganaderías vamos sin duda, prácticamente a ciegas.
El otro punto delicado es el público porque, será ahora cuando veamos que tanta afición real existe, que tanto pesaban en Quito la costumbre, el estatus de asistir a la Plaza de toros, la costumbre de exhibirse en la pasarela que, era de hecho, la plaza de toros Quito y cuanto había de afición pura y consciente.
En la plaza de Tambillo veremos a los aficionados de verdad, a aquellos que asisten a una plaza de toros a ver una corrida, a gozar el maravilloso espectáculo de la vida y la muerte, seda, oro, sangre y arena.
Somos pocos y nos conocemos y será sin duda el termómetro de la afición real que existe.
Consideramos que nos llevaremos más de una sorpresa , veremos aparecer muchos rostros que quizá no esperemos y también, con mucha seguridad no veremos muchos otros que, eran infaltables en Iñaquito.
Esta feria que renace de las cenizas del irrespeto y la tiranía, será un termómetro de muchas cosas: ganaderías, público, aficionados, periodistas, ¡vivir para ver!
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