Una frase hecha pero muy certera, es aquella que dice: “Cuando un artista crea… es el centro del universo”.
Nada más adecuado para definir la creación de un ser, quien con el poder del sentimiento, y por supuesto, apoyado en su valor e inteligencia, logra conjuntar en un redondel con un gran toro bravo, bellísimas e intensas esculturas, que se van sucediendo en ante la admiración y el reconocimiento de los aficionados.
Esto justamente ocurrió el pasado domingo 21 de noviembre en el Nuevo Progreso, en donde vimos lidiar toros… ¡para Guadalajara!
Ahí estuvo el valentísimo Alfredo Ríos “El Conde”, quien desde con la capa comenzó su concierto taurino ante el bravo y encastado "Gironcillo" de Barralva, ganadería propiedad de los señores Álvarez Bilbao; pasando por los pares de banderillas en donde hizo gala de sitio, oficio y facultades, hasta llegar a la muleta, en donde el climax de la obra taurina cobró importante trascendencia.
Este criticón... no es muy de los halagos, pero ante la evidente creación taurina, ante los inobjetables hechos, no cabe más que quitarse el sombrero como respetuoso reconocimiento de la gran faena que trazó “El Conde”.
Una faena en donde el sentimiento estuvo a flor de piel en cada pase, en cada segundo de la inspirada creación; y así se sumaron tantos pases con la diestra, como por el lado natural, e incluso circulares, y todos plenos de templanza, cadencia, ritmo y armonía.
¡Caray!, tantos elogios que parecen excesivos, para los que no han visto todavía esa gran faena, pero que cobran fundamento cuando se conoce.
Lo importante, es que para el horizonte taurino de México, a pesar de que en la plaza mayor del mundo, el espectáculo cada vez se minimiza más... con impresentables animalitos tan pequeños, que no le dan el menor respeto a quien supuestamente los torea; en Guadalajara… en el Nuevo Progreso, la Fiesta Taurina Mexicana, cobra verdad y respeto.
Por eso felicitamos al matador Alfredo Ríos “El Conde”, puesto que su imponente faena, al haber sido escrita para la posteridad, con un gran toro bravo, es una indiscutible muestra de grandeza, de sinceridad y honestidad, y por eso mismo trasciende.
Y a ustedes amigos... los que no tuvieron la posibilidad de conocerla, nos permitimos invitarlos a disfrutar de esta intensa obra de arte taurino; gracias a la magia de los avances tecnológicos, ya que fue transmitida en “Toros y Toreros”, del licenciado Julio Téllez, y para verla sólo tienen que seleccionar la siguiente dirección electrónica:
http://oncetv-ipn.net/webcast/index.htm
Una vez en la página de "Televisión por demanda", eligen la imagen que dice "Toros y Toreros".
Como siempre, quedo a sus distinguidas órdenes, para leer todos sus amables comentarios... hasta la próxima reflexión.