Impresiona la imagen, pero aseguro que impresiona mucho más el cariño de todos

Una vez más, aunque sin las raíces iniciales de tan monumental árbol, fuimos capaces de juntarnos para recordar que el patriarca existió y junto con la matriarca fueron capaces de tanto. Inmensa sombra para dar cobijo a tantas ramas y hojas como el tiempo se ha encargado de florecer.

Se puede flirtear con la poesía para evocar el encuentro del pasado sábado, pero la prosa y la estadística pueden perfectamente dar la dimensión de lo acontecido.

Hagamos números: Ellos, patriarca y matriarca, tuvieron cuatro hijos y estos, a su vez, parieron a trece. Números que se puede decir entran dentro de lo normal. Es decir, que entre los cuatro les dimos trece nietos.

El siguiente escalón, el de los nietos como progenitores es ya del grupo especial. De los trece solo dos no son padres, por lo que los once restantes se han encargado de procrear a los biznietos: Treinta y tres, lo que supone una media de tres por cabeza. Ligeramente por debajo de los hijos que lograron 3,25. Cierto que todavía es posible hacer crecer la descendencia pues además de las papeletas que tienen varios, como hemos dicho, quedan dos nietas sin estrenarse.

Pero con ser cuanto queda expuesto digno de proclamarlo con orgullo, lo es mucho más el saber el equilibrio logrado por la primera pareja, los patriarcas, quienes trajeron al mundo dos hembras y dos varones. Después de tantas cifras y números, lo más sorprendente es que ese equilibrio permanece en el tiempo. Cuatro hijos, trece nietos y treinta y tres biznietos se han encargado de cuadrar las cuentas: 25 varones y 25 hembras. El equilibrio perfecto ¿alguien da más?

Un placer reunirnos, evidentemente con las parejas de cada uno de todos nosotros. Por si fueran pocos ese grupo de cincuenta más quince cónyuges, apareció en escena en esta ocasión el mayor de los biznietos de la mano de una preciosa muchacha. No podía imaginar en qué familia se metía, pero se la vio feliz de compartir jornada con tantas ramas de un solo árbol.

A ellos les debemos todo. Siempre estarán con nosotros