Al igual que en España y otras latitudes taurinas, en Colombia también se ve el marginamiento de toreros que por no tener apoderados, se ven abocados al ostracismo.
Sin duda alguna, son toreros que bien podrían encajar en ferias de mayor o menor relieve alternando con las rutilantes “figuras” que a veces por el solo nombre y categoría de la que gozan, salen a las plazas apenas a pasar de puntillas en sus presentaciones.
Ahora que la fiesta vive situaciones de crisis por los permanentes ataques de los ecologistas y más que eso las exorbitantes pretensiones económicas de esos que se hacen llamar “figuras”, es bueno considerar, trasladando la inquietud a los empresarios, de mirar posibilidades de toreros tanto foráneos como nacionales de segunda tabla para abajo y combinarlos con las rutilantes “figuras”.
Ya es sabido por todos, de las exigencias y vetos de los toreros que marcan una diferencia con respecto a otros y una de ellas es justamente la de no proponer sino precisamente exigir compañeros de cartel. Una tarea difícil pero con un poco de paciencia y perseverancia es la de hacer entender a los “superdotados” que si siguen en su ominoso empeño, la fiesta está definitivamente abocada a su lenta y paulatina desaparición.
Para remitirnos únicamente a Colombia, la empresa de Medellín hizo el ejercicio en la pasada feria, dando posibilidades y abriéndole campo a toreros como Guerrita Chico - Ricardo Rivera y Juan Ortiz, que dejaron ver su alto nivel sin desentonar en absoluto con respecto a otros toreros.
Es imperiosa la necesidad de dar más oportunidades a espadas que no gozan de privilegios y si luchan a brazo partido por su inclusión en carteles de cierta categoría.
Se acaba de demostrar con la inclusión de toreros mexicanos en la feria de San Isidro en Madrid, que hay material humano para renovar la plantilla de diestros sempiternos que cobran exorbitantes cifras por sus presentaciones y con los cuales se podría contar para elaborar carteles de enorme categoría en las ferias de América.