Una vez cerrado el debate que ha protagonizado nuestra segunda “División de Opiniones”, concluimos que despertó mucho interés y polémica, alcanzando una participación mayor que el anterior. El debate "La prensa y los toros" se prestaba mucho más a ello.
Navalón nunca ha pasado desapercibido y en esta ocasión no podía ser menos. Se enfrentaba, a petición nuestra, -hay que decirlo-, a un tema escabroso y de por sí nada fácil de situar para los no iniciados, pero de conversación habitual entre los aficionados de todas las épocas. El “sobre” se ha conocido siempre y han “disfrutado” de él una baraja de críticos que, suavizada su crítica, pasaban a ser escritores de cámara. Aduladores y pregoneros como el mozo de espadas, pero escribiendo bonito. ¿O es que alguien ha visto hablar mal de su jefe a cualquiera de los mozos de espadas?. Últimamente, siendo hermanos, menos.
Los resultados de la encuesta no han dejado lugar a dudas. Nadie, desgraciadamente, piensa que los periodistas taurinos, en general, cumplen limpiamente su tarea. Ni uno solo concede el mínimo resquicio para pensar que son honestos y veraces en sus críticas y sí que lo hacen movidos por intereses económicos de muy difícil justificación. La única justificación es engrosar sus cuentas corrientes. Alguno se permite decir que miente Navalón, pero tenían opciones para dejar claro que los periodistas no cobran y no lo han elegido.
Triste pero cierto. Es más, y solo movidos por la opción que permitía responder a la pregunta ¿cobran de los toreros? “Sí, a excepción de unos pocos”, que ha alcanzado la votación mayoritaria, 58%, han dejado a salvo a unos cuantos en esta tarea que hacemos. Si a esta respuesta se añade el 26% otorgado a la respuesta “Sí, siempre lo han hecho”, queda dicho todo. La credibilidad de todos cuantos escribimos de toros está por lo suelos.
Es esta una conclusión que debe hacer reflexionar. Hay quejas del ganado, de la suerte de varas, de la lidia, de la falta de riesgo asumido por los toreros, del afeitado, etc. De todo se hace eco cualquier análisis para esclarecer la razón del porqué la Fiesta deambula por la pendiente de perder interés entre los aficionados y, lo que es peor, entre los que se tienen que acercar a ella. Pero ¿cuántas veces en esos análisis, se dice que una parte de la culpa, una gran parte, la tiene una prensa que oculta sistemáticamente todo aquello que debería ser motivo de denuncia que permitiera la toma de medidas para su solución?.
Flaco favor se hace a la Fiesta defendiendo solo el pan de unos toreros, de unos taurinos, de unos periodistas, cuando de lo que se trata es de defender la Fiesta en sí misma. Y con ella a los aficionados que la sostienen. Convengamos entonces que la Fiesta está enferma y de ahí su falta de interés. Pero convengamos, más aún, que está enferma porque muchos de quienes tenían la obligación de transmitir, de denunciar sus males, la prensa, los ha ocultado de forma vergonzosa y, miserablemente, en beneficio propio. ¿Cuánto duraría una corruptela si fuera denunciada por toda la prensa en pleno?. Nada, habría solución. Si esa es la solución, ese es el problema si se hace lo contrario. Blanco y en botella.
Luego entonces hay que trabajar para, al menos, desequilibrar la balanza. No podemos atribuirnos que nuestra aventura periodística, creando www.opinionytoros.com sea la piedra filosofal, ni tan siquiera podemos pecar de arrogarnos que seamos nosotros los únicos que luchemos contra estas corruptelas, pero lo que sí sabemos es que esa es la dirección adecuada. No nos vamos hacer ricos ni es esa nuestra pretensión. Antes que nada somos aficionados y nos une a todos la ilusión por poder seguir trasmitiendo a los que vengan, que esta Fiesta merece la pena sentirla y vivirla. Y para ello hay que hablar muy claro. Y ustedes lo entienden, ¿verdad?.
Internet da una oportunidad a todos los que quieran conocer la verdad al desnudo. Esa desnudez que da el saber que no dependemos de vender y por ello nadie nos puede comprar. Entre las votaciones algunos han contestado que sí cobra la prensa de los toreros, pero que la culpa es de los toreros que les tientan. No cabe más ingenuidad; a nadie se puede comprar si no se deja vender. Los aficionados están de enhorabuena, pueden recibir información sin contaminar. Con la red se llega a cualquier lugar y todo el que tenga inquietudes como aficionado las puede saciar. No solo existe esa televisión, esa radio y ese periódico o revista: esta Internet, y ahí www.opinionytoros.com.
Ahí, es donde está esta web que ha adquirido “un compromiso con el aficionado y la verdad”. Unos que escriben, también, al servicio de quienes les pagan. Por fin, en este caso, los aficionados, pues así es como nos sentimos: pagados cuando ustedes nos leen. Había llegado el momento y algo había que hacer. Por todo esto que les he contado, nació opinionytoros.com. Para hacer posible una Fiesta mejor, mereció la pena “embarazarse” y nacer. Ustedes con sus comentarios nos dirán si están o no de acuerdo, pero seguiremos en ese camino.
