Ya se está preparando el pliego de condiciones para licitar a ser empresario de la plaza de toros de Madrid y, el taurinismo, anda nervioso; los grandes del empresariado taurino están que ya no duermen porque, como ellos saben, ser empresario de Madrid, de su plaza de toros, sigue siendo el negocio más rentable del mundo. Las expectativas son inmensas y, algún que otro multimillonario, por aquello de vender vanidad, ya andan tirando sus tentáculos para buscar la forma de ser empresarios de Madrid. Entre ellos, algún que otro magnate del fútbol nacional, está dispuesto para asociarse con algún taurino de elite y, con semejante sociedad, acaparar los destinos de la plaza de las Ventas.
Los políticos, así lo quiero pensar, intentarán encontrar la fórmula más adecuada y ser lo más justos posibles a la hora de la concesión del inmueble o el arrendamiento del mismo. La Comunidad de Madrid, en sus más altas esferas, está siendo ya “tocada” por manos poderosas y, sin lugar a dudas, se tendrá que hacer un gran ejercicio de humildad y de honradez para acertar en la concesión; de que las presiones son muchas, ello es innegable. De que correrán ríos de dinero, a nadie le cabe la menor duda. Es una oferta tan suculenta que, los grandes hombres de negocios, sabedores de que ser empresario de Madrid es el mejor negocio de España, harán cuanto esté en su mano para ostentar el título de empresario de la plaza de toros de las Ventas. Los responsables tendrán ofertas tentadoras; algunas, bajo manga; pero es ahí donde la honradez tiene que ser la constante de la Comunidad de Madrid en que, como explico, tentaciones, las tendrán todas; lo difícil será apartarse de las mismas.
En principio, por lo que hemos visto, el pliego de condiciones está redactado para favorecer al aficionado, algo que me parece fantástico. Pero la historia está detrás; dentro del contexto de la letra pequeña que suele decirse. De nada servirá un pliego honrado si, a la hora de la verdad, subterfugiamente, ese pliego no se cumple. Es decir, a los redactores del proyecto se les ha olvidado la cláusula más importante; digamos que, tras la concesión de la plaza, la Comunidad, debería de tener un hombre que, a diario, supervisara las cuentas, documento tras documento. Y lo digo en el sentido de que, hasta ahora, el concursante ganador, con pagar el canon establecido cada año, con ello lo tenía todo arreglado; aún cumpliendo lo pactado en el pliego. Todos sabemos que puede haber mar de fondo y, eso es lo que se debe evitar. La picaresca de los taurinos suele ser aberrante en muchos casos. Siendo así, ¿se imagina alguien si un empresario sin escrúpulos, sólo pensando en el dinero, le hace firmar a un desdichado torero una cantidad importante cuando, a la hora de la verdad, se le entrega una miseria? Y lo digo como medida de prevención, ante todo, porque esto ya ha ocurrido en otros lugares. Igualmente, es deleznable que, durante la feria de San Isidro, cualquier abono valga lo mismo; y no me sirve aquello de, lo uno, por lo otro, de eso nada. Es terrible que, para un cartel de hombres humildes, el aficionado, tenga que pagar el mismo importe que se cotiza para ver a las grandes figuras. De este modo, como es notorio, se está cometiendo la más grande de las injusticias. Por lógica, el aficionado, a la hora de pagar quiere exigir y, ¿qué diablos se le puede exigir a un hombre que, como se sabe, apenas ha cobrado? Lo digo en el sentido moral puesto que, el aficionado de Madrid, cabalmente, sabe mejor que nadie donde y cuando tiene que exigir.
Dentro de todo y al margen de otras muchas cosas, Madrid, sigue siendo la plaza más cómoda del planeta; cómoda a nivel empresarial. No existe otra plaza en el mundo que, en su feria, esté todo el abono vendido sin importarle a nadie el que vaya a torear; o quizás les importe mucho, pero no pasa nada. De esta manera, como todos entenderemos, el bocado, es suculento. Por ello, las presiones, como explico, serán de órdago; las recomendaciones, ni te cuento y los talones en blanco harán su aparición por doquier; otra cosa es que los acepten.
Madrid, como todas las plazas del mundo, necesita de grandes innovaciones y, ese menester, hoy, por hoy, sólo lo puede llevar a cabo Simón Casas. Tendrá que luchar, el francés, contra muchos imponderables, entre ellos, al que todavía no le han perdonado que sea el único empresario del mundo que ha contado con los aficionados y, enviándoles miles de cartas, les ha pedido sus gustos y preferencias para complacerles más tarde. Simón Casas, como explico, ha sido el único revolucionario dentro del mundo empresarial taurino y, como tal, podría ser una bomba en Madrid. Seguro estoy que, el aficionado venteño le recibiría con agrado. Esta es una idea, nunca descabellada y que, de llevarse a cabo, la afición madrileña lo celebraría con gozo. Ofertas, como se sabe, habrán muchas; lo importante es que se acierte en la concesión y, como digo, que a diario se supervisen las cuentas; ante todo, las que queden detrás del telón puesto que, las otras, están muy claras.