En la vida, tras la ardua tarea por la búsqueda de los confines más inhóspitos en el mundo, sin pretenderlo, te encuentras con un ser admirable al que, sin poder explicar las razones, empiezas por quererle. Me refiero a Laura Resendiz que, por afinidad de cuestiones, ha calado en mi corazón como un ser humano admirable.
Siempre confesé que, mi paso por el periodismo taurino, a lo largo de mi vida, me ha deparado el conocer a personas dignas de encomio; seres bellísimos que, plagados de ternura, han logrado evadirme de la dura realidad que, en ocasiones, es y supone la propia vida. Como explico, una vez más, y tenía que ser en el tema taurino, he conocido a esta mujer bellísima que, su gran belleza, al margen de su aspecto físico, está dentro de su alma, en su existir cotidiano. Laura es arquitecta pero, su pasión, son los toros y todo aquello que huela o rezume arte por los cuatro costados de su piel. Sus vivencias, las propias de cualquier persona dotada de sensibilidad, periodismo taurino al margen, le han llevado por los derroteros de la fotografía que, tanto en el aspecto taurino como en cualquier faceta, ella, Laura, es capaz de brillar en este arte. Laura es creativa y, sus hechos, así le delatan.
He podido ver, con ojos de estupor, algunas de sus exposiciones fotográficas y, quedé prendado, sin apenas palabras para exclamar lo que mi alma estaba sintiendo. Y, como sus allegados me han contado, Laura es capaz de levantar un monumento a la amistad con sus palabras, con su ternura, con su forma de ser que, todo ello, unido a su talento, hacen de esta mujer, un ser irrepetible.
Me quedo con su obra, no podía ser de otro modo; pero lucharé con todas mis fuerzas para que, en el devenir de los tiempos, ser fiel acreedor de su amistad; intuyo que, su persona, bien merece la pena.
Laura Resendiz vive de forma apasionada su existencia; como no podía ser de otro modo. Se necesita mucho talento, grandes dosis de imaginación y un carácter generoso, para llevar a cabo una vida tan plena de inquietudes en que, la constancia, junto a su talento, le hacen un ser diferente. Su sentido bello por la fiesta taurina refleja, ante todo, su tremenda personalidad; sus quimeras van más allá de las ilusiones propias de cualquier ser humano y, en su tierra jaliciense, es arte y parte de sus gentes queridas.
El talento de esta mujer ha logrado que, desde España, le admiremos en su faceta creativa; tanto como en su calidad de aficionada a la fiesta más bella del mundo. Que la suerte te acompañe y que Dios te siga bendiciendo.