“Dios tomó un puñado de viento del sur, sopló su aliento sobre él y creó el caballo”. Así explica una leyenda beduina el nacimiento del caballo y, los taurinos podríamos decir que… “Dios tomó un trozo de una noche obscura, le adornó la cabeza con dos rayos blancos de luna, lo aderezó con bravura y nobleza y, creó el toro de lidia”.
El toro de lidia y el caballo, son sin duda; dos de los más hermosos animales de la creación, el uno es fuerza, bravura, nobleza, valentía y poderío; el otro fuerza etérea, agilidad, inteligencia, sensibilidad, potencia y nobleza.
¿Qué puede ser entonces, más sugerente que verlos, enfrentados en un ruedo?
El rejoneo es, para muchos puristas taurinos algo en cierta forma, ajeno al quehacer taurino. Sin embargo no lo es, de alguna manera estos dos animales siempre están interactuando; en el campo el ganado bravo se maneja a caballo, se lo tienta a caballo; en las fincas taurinas el caballo y el toro se complementan.
Lo mismo ocurre en la plaza cuando, la vibrante nobleza del caballo se enfrenta a la fuerza arrebatadora del noble toro. Dos animales igualmente bellos, igualmente nobles y bravíos; empeñados en un juego que se traduce en arte puro, en magia, en algo etéreo que cala dentro del corazón, con más facilidad que en la mente.
El rejoneo enfrenta, la etérea agilidad del caballo con la fuerza poderosa del toro de lidia, enfrenta al “viento del sur” con “el trozo de noche obscura” y, ese enfrentamiento es poesía para el alma. Verlos indistintamente bellos, igualmente nobles y codiciosos, luchando cada uno con sus armas, es, como adentrarse en un mito milenario, como vivir centurias de tradiciones, como vivir en unos minutos, la historia misma de estos dos maravillosos seres de la creación.
La venidera feria de Quito tiene tres días de rejoneo y… rejoneo portugués que difiere mucho del español. Quizá, el mayor éxito de Hermoso de Mendoza sea que, su rejoneo tiene un marcadísimo acento portugués, más de frente, más de cara al toro, más definitivamente, un enfrentamiento entre las más bellas bestias del planeta tierra. Y, con la ayuda de Dios y sus caballerías, es de esperar que Rui Ferdandes, si los toros le ayudan, triunfe en grande, aunque solo sea para resaltar las cualidades de los dos mitos que, con su apoyo, se enfrentarán en el albero de Quito.
¡Hay que esperar para ver!