Seguramente si eres de izquierdas, aunque me repatea tener adscripción política porque siempre pienso sin ser de nadie, no estés de acuerdo con la sentencia del condenado Garzón. Es una costumbre, ya conocida, que a la izquierda no le gusta que nadie le lleve la contraria y al juez estrella de izquierdas de este país le han dado fuerte en el Supremo.
Pero prevaricar es tomar decisiones a sabiendas de que son injustas y este “rey” Baltasar ha gozado del aparato judicial a sus anchas en toda su carrera para hacer cuanto ha querido. Pero no siendo eso tan malo en si mismo, sí lo es el hecho de que teniendo un gran coro que le aplaude se había creído con derecho a pasarse por el forro lo que quería. Y no puede alegar que le han juzgado magistrados con prejuicios, pues a todos los que le han parecido ‘sospechosos’ de su causa los ha ido recusando.
Sin embargo, y es curiosa esta circunstancia, él sí se creía con derecho a juzgar a todos como quien está limpio de prejuicio alguno. Todo se mezcla, siempre con visión de izquierdas, y todo vale. Un individuo que va en las listas de un partido, el PSOE, y no en un puesto marginal, el 2, no es sospechoso para instruir causas que afectan al partido rival de su posicionamiento político? Nadie le puede recusar y que se abstenga? Pues no, acelera esos procesos con inusitada ilusión e interés.
Caso contrario es que le caiga, o pida para su juzgado de forma ‘casual’, asuntos como el del “Faisán”, esos no verán la luz y morirán en los cajones de su mesa por siempre jamás, mientras el coro habitual no dice nada. Prevaricar, lo que se dice prevaricar, parece que ha sido una constante en su quehacer, incluyendo el vertiginoso vuelco que le dio al caso GAL cuando regresó al juzgado tras no ver respuesta a sus deseos políticos. Podrá no ser injusta su actuación, pero queda bajo sospecha su inacción en los momentos en los que toca la estrategia de ir despacio. Todo resulta, resultaba, sospechoso hasta que un Tribunal como el Supremo ha puesto fin a su desigual forma de llevar su carrera.
Hablar ahora de la peor condición de un juez como es la toma de decisiones injustas a sabiendas, prevaricar, ya no es un indicio ni sospecha, es un hecho con sentencia firme y razonada, y por unanimidad, del Alto Tribunal. No queda olvidado el caso que instruyó, que seguirá su curso, queda sancionada su forma de actuar, atacando los derechos constitucionales que tienen el resto de los individuos. Tanto se había acostumbrado a tenerlos, los derechos, para él, que confundía sus deseos con el derecho. Y es que, como decía, ya era sospechoso en la toma de decisiones, y se vislumbraban sus prejuicios, cuando se trataban temas de un lado u otro de la política.
La izquierda ya clama por lo que consideran un atropello… a la idea, e ideas, dogmáticas por las que se rigen. Pero el ciudadano común, el que no lleva en la frente el signo de la doctrina, sólo lo verá como una sentencia que le gustará más o menos, no como el ataque de los que ya empiezan a vociferar. Individuos como Llamazares, miembro del Congreso, con un par (aunque no se de qué), ya dice que no acata la sentencia. Pues siendo así, es muy sencillo, puede marcharse a Cuba a acatar cuanto se haga allí, es seguro que pocos le echarían en falta.
Curiosamente esta conducta, la de prevaricar, es mas dictatorial y tan ajena a los principios legales como aquellas cosas que pretendía combatir de los regímenes dictatoriales a los que era tan asiduo. Eso sí, faltaría más, si eran de derechas; no así para los que tuvieran o tengan alguna etiqueta de izquierda. Le quedan más juicios por ver su prevaricación pero, digan lo que digan ellos, ya es un juez prevaricador. Un título que no se podrá quitar.
Nos queda la ruina de justicia que tenemos, incomprensible casi siempre para la sociedad, la seguiremos padeciendo, pero el que sean buenos o malos los jueces no tiene tanto peligro como el de que sean aficionados a prevaricar. Igual que vivir bajo un régimen totalitario o fascista como les gusta decir y combatir. Y es que a los que son politiquillos hay que alejarlos de la zona donde se debe impartir la justicia. Este Baltasar ya había mostrado sus señas de identidad.
P.D. Todos los que ahora se quejan y dicen que es una sentencia injusta ¿quieren decir que los siete jueces son prevaricadores? ¿Ellos si pueden decirlo de otros jueces pero del 'suyo' no?. Lo dicho.
