La feria de Manizales, “la feria que hizo las ferias en América”, como se le dice coloquialmente a una de las ferias más importantes de nuestro país, cumple cincuenta años de existencia. Para su celebración se esperaba un cartel fuera de lo común, un cartel de fuste, que la empresa botara la casa por la ventana, que la celebración de tan señalada fecha fuera por todo lo alto.
Pero no ha sido así. Los carteles, recientemente anunciados, son unos carteles aceptables, muy en la tónica de los últimos años pero nunca a la altura del acontecimiento. Esta vez, el muy buen empresario, William Ruiz, al que se le abona toda su gestión en los últimos años, en los que sacó la feria a flote y la relanzó, no ha juntado lo mejor que la ocasión demandaba. Quizás su voluntad fuera la de traer lo mejor para Manizales y su aniversario, pero el resultado no ha sido tal. No está anunciada, con la excepción de César Rincón, ninguna de las figuras del escalafón español. Ni Ponce, ni “El Juli”, ni Jiménez, ni siquiera Tejela, que ha recibido como premio a la mejor faena del ciclo anterior su ausencia. No está ni “Finito” un torero del gusto de la afición manizalita y con vitola de figura, ni Salvador Vega, un torero de arte para una ciudad de arte, que hubiera sido toda una novedad, ni Pablo Hermoso de Mendoza como verdadera figura de los rejoneadores. Que bueno hubiera sido ver a Ponce con los de La Carolina esperando otro “Revolerillo” u otro “Pajarito”, o a Tejela, con su mano izquierda enfrentado a Paco Perlaza como los dos gallitos de pelea de ambos países, o a “El Juli” en su nueva faceta. Llama también la atención que la sorpresa y revelación del año anterior, el colombiano Manuel Libardo, esté ausente de los carteles.
Es meritoria la traída de “El Cid” pero en general hay carteles hasta más pobres que en la edición anterior. Abellán y Uceda están muy vistos y su cupo lo debieron ocupar verdaderas figuras consagradas, además Uceda no ha hecho ningún mérito en la presente temporada como para venir este año a Colombia, a Caballero había que hacerle hueco por lo de su despedida pero está también muy visto y Castella tenía suficiente con una tarde así fuera el triunfador de la feria, cosa de todos modos discutible, cierto Matías Tejela.
Insisto, para una feria de cualquier otro año, los carteles pasarían pero para la celebración de las bodas de oro de la feria son muy poco. La feria la intentan cubrir con la corrida goyesca de la despedida de Caballero, acontecimientos, que como siempre en Manizales, son muy bien mercadeados, que por lo novedosos generan expectación y novelería. La gente dirá “ve, que tan bonitos los trajes” y “lo pispos de los gorros goyescos” y eso de “yo no me pierdo la tarde de los trajes raros”. Así crearon, con gran éxito y con toda la parafernalia de las luces y el paseo de la virgen, lo del festival hace ya unos años pero con el detrimento para el aficionado de un festejo menor al precio de uno mayor. También de nuevo repiten la fórmula del mano a mano de Rincón con un torero español, esta vez con Manzanares, como representante de todos aquellos toreros veteranos que habrían podido traer para un festival de campanillas pero privando de un cupo en el cartel a otra figura de renombre.
Aparte de la ausencias ya anotadas también se lamenta que no se halla podido confeccionar un festival del recuerdo como se había comentado a inicio de año en el que podrían haber participado, entre otros, Dámaso González, Capea, Roberto Domínguez, Ortega Cano, Juan Mora y por Colombia Jairo Antonio Castro, todos toreros, todos triunfadores, todos queridos y muy admirados en la ciudad del nevado, obviamente con ganado de los herederos de don Ernesto Gutiérrez. Como para disfrutar o no ?. Pero no ha sido así.
Lo más seguro es que se haga caso omiso a lo que pudo haber sido y no fue y la feria, como casi siempre, resulte artísticamente bien, por el embrujo que tiene la plaza de Manizales, por la entrega de los toreros, por el muy seguro triunfo de los toros de la casa y porque también hay veces que el público tira para arriba la feria aún cuando en el ruedo lo que se ve no esté acorde con los trofeos otorgados. Pero que oportunidad desperdiciada para haber conformado un cartel de auténtico lujo y haber celebrado con todas las de la ley esa titánica tarea de crear una feria de toros hace ya cincuenta años.
En fin, era mucho pedir y mucho soñar. También cabe decir que ahora las figuras españolas no les gusta venir a Colombia por estas fechas, – de inicio de año - algo que han cogido como moda pero que no ocurría en tiempos de Chopera o Jaime Arango.