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Pla Ventura |
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España |
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11/10/2004 ] |
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Era una mañana otoñal; un sol radiante nos alumbraba por completo. Teníamos, ante nosotros, un acontecimiento excepcional. Ella, María José, estaba ilusionada por mostrarme la casa de su vida, la casa que siempre había soñado y que, ahora, por un bello lance del destino, ha podido hacer realidad. Confieso que, su entorno, no puede ser más hermoso. María José ha logrado, sin lugar a dudas, hacer realidad lo que para ella era un sueño y, ante todo, para cualquier mortal que, de poder contemplar dicha casa, quedaría anonadado. Si el entorno es bello, su interior, es un modelo de residencia en que, el buen gusto y la sencillez, han logrado ese binomio perfecto que, ante todo, le dan, a una casa, ese halo de misterio que puede cautivar a cualquiera. Imaginemos una casa situada a la ladera un bosque frondoso donde, la arboleda, es el denominador común de todo el entorno. Sigamos imaginando que, esa misma casa, en su parte interior, está dotada de un parque privado con piscina particular, árboles, plantas y mesas y bancos para sentarte. Y, para colmo, esa residencia de la que hablo, entre otras muchas virtudes, tiene el lujo del silencio en su conjunto y, a tres minutos de la misma, puedes llegar a la “civilización”. Pues eso que todos soñamos, María José, lo ha hecho realidad y, hace unas fechas, me lo enseñaba con orgullo, con la pasión propia de saber que, fruto de su esfuerzo y el de su esposo, han logrado vivir en un sitio paradisíaco en donde, cada día, al levantarse, oirán, como no puede ser de otro modo, el dulce trinar de los pájaros y el fresco aroma del viento cuando mece las ramas de los pinos de la citada ladera. Pude sentir, al estar con esta amiga del alma, la bella sensación que invade a todo ser cuando, el amigo verdadero, te trasmite su felicidad. María José y Fran, sin lugar a dudas, merecían esta dicha puesto que, gracias al esfuerzo de su trabajo, era acreedores a tal premio que, la vida, por su trayectoria honrada, les ha entregado. El esfuerzo, de su parte, será inmenso; pero al paso del tiempo, ellos mismos habrán comprobado que, la tarea, merecía la pena. Todos, sin lugar a dudas, en nuestro paso por la vida, anhelamos un sitio donde recalar cada día tras nuestro trabajo; ellos, Maria José y su esposo, han encontrado el sitio perfecto, el lugar soñado para millones de personas y que, como se demuestra, sólo unos pocos han logrado. Si el entorno exterior logró fascinarme, la decoración interior, un modelo de buen gusto y sencillez, capaz de ilusionar a cualquiera. Los muebles, en el más puro estilo clásico, le dan vida y gusto a un habitáculo perfecto. Todo está en orden y, cada cosa, tiene su sitio. Y, para colmo, la luz del sol, es el denominador común en todos los rincones de una casa que, sin ser grande ni pequeña, alcanza las proporciones adecuadas para ser feliz. Barrunto que, allí nacerán unos hijos que, cuando descubran donde viven y donde podrán jugar, comprenderán que, el esfuerzo realizado por sus padres resultó ser su tarea más apasionante. Permíteme, María José que, ante todo, goce con vosotros de tan singular adquisición, sin lugar a dudas, un sitio privilegiado en donde, la felicidad, será una constante. Una vez más, contigo, me sentí en mi casa que, siendo tuya, no cabe la menor duda de que, lo tuyo, por una decisión de tu alma, logras que lo sienta como mío. |
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