Posiblemente ...
Posiblemente, José Tomás sea el torero más importante del momento.
Seguramente, dejará de serlo si persiste en su actitud de tener los éxitos en plazas de menor categoría.
Posiblemente, los empresarios saben quién son los toreros que mejor torean.
Seguramente, por la misma razón no los anuncian, evitan comparaciones.
Posiblemente, un espectador, con buena información, podría llegar a ser un buen aficionado.
Seguramente, eso no lo deseen los que manejan todo. Cliente bien informado, cliente exigente.
Posiblemente, los que ganan mucho dinero son figuras del toreo.
Seguramente, los que gana menos dinero, son Toreros, los mejores toreros. Van Gogh, por citar un solo ejemplo, murió sin ganar un duro. Alguien niega que era Pintor con mayúsculas?.
Posiblemente, el dinero tapa los ojos de la razón y cierra el cerebro para el análisis.
Seguramente, por eso todos los que se aúpan en el triunfo se creen los mejores. Será por eso.
Posiblemente, si existiera verdadera afición una revista o periódico diario (no hay ninguno), vendería tantos ejemplares como el Marca deportivo.
Seguramente, sea que el espectador es ave de paso, pero eso sí, vale para llenar las arcas de los que intervienen en el espectáculo. Y sin exigencias.
Posiblemente, si tan seguros están, (los taurinos), de la “afición” que existe, ellos mismos invertirían y editarían en un periódico taurino. No iban a dejar escapar ese filón.
Seguramente, saben, que esa “afición” no existe y, naturalmente no tiran su dinero en algo tan descabellado. A quién le interesa?.
Posiblemente, fomentando la afición a través de un sistema abierto y de real competencia, cambiaría la escala de valores, así como el escalafón de matadores.
Seguramente, entonces, a lo mejor había oportunidad de editar una revista o periódico con tirada de cientos de miles de ejemplares.
Posiblemente, las revistas de toros que existen, sean un boletín informativo para los profesionales, donde se aplica el “tanto tienes, tanto vales”.
Seguramente, si los lectores mayoritarios de esas revistas fueran aficionados, público en general, fueran muchos, la publicidad que se hacen los toreros en ellas no tendría razón de ser. Nunca he visto un anuncio personal de Cañizares o Morientes.
Posiblemente, creen que esa publicidad vale para algo.
Seguramente, sólo satisface su ego, los empresarios no la utilizan como base de su información, una semana después, para saber que fulano salió a hombros en Benidorm.
Posiblemente, Enrique Ponce, por ejemplo, para acceder a contratos no necesite esas páginas, que cuestan un dinero su publicación.
Seguramente, no sea un dinero tirado y el cantar los éxitos publicitariamente no tenga la finalidad, creída, de aumentar sus contratos o emolumentos. Quizá sea otra cosa, pues tirarlo, ni se lo crean.
Posiblemente, haría falta saber cuánta gente acude a una plaza fuera de los festejos en fiestas.
Seguramente, encontraríamos la respuesta y la razón de que se venda más el Marca. No va nadie.
Posiblemente, si por decreto se acabaran las fiestas patronales de los pueblos, se acabaría la llamada Fiesta Nacional.
Seguramente, sin embargo, cuatro enamorados nos reuniríamos delante de un video para rememorar las faenas de Antoñete y Curro Romero.
Posiblemente, si tal sucediera, no habría cola de esos espectadores que llenan las plazas en ferias para adquirir el Cossío y calmar su “sed”.
Seguramente, los aficionados, los pocos que hay, que sí que lo tienen, con él y el conjunto de sus recuerdos apaciguarían su sed. Los espectadores, los que llenan las arcas de los poderosos, esos, la sed la calman de otra manera.
Seguramente ...