No está mal, a la vista de los hechos, que los derechos de los ciudadanos se garanticen por la vía de la militarización. Creíamos que eso sólo era achacable a la derecha rancia y carca, pero ya vemos que es un tic que le gusta también a la izquierda. Podríamos decir que bienvenida sea la vía y la medida ya que de derechos lesionados o limitados andamos muy completos.
Cierto que de la derecha que hablamos es la predemócrata y de la izquierda es la que dicen ser demócratas, pero no puede uno resistirse o bien a hacer un chiste o a preguntarse qué hubiera sido, o pasado, si la militarización la hubiera promovido el partido de la oposición. Imagine cada uno lo que quiera pero seguro que terminamos en las barricadas. Para Izquierda Unida esta medida es inadmisible, pero ya junto con los socialistas le habrían montado la mundial al PP. Recordemos que la mili obligatoria la clausuró el PP y es el PSOE el que la recupera. Algunos creían que lo habían visto todo.
Pero vista la eficacia para garantizar los derechos de los ciudadanos, uno entiende ahora cómo y por qué quedaban garantizados en tiempos pasados todos los servicios pues se tenían soldados para lo que hiciera falta. ¡¡Acabemos!!
Lo cierto es que se puede volar lo que está muy bien. Nuestro gobierno nos muestra de esta manera tan clara y diáfana que es preferible el uso, lo de abuso lo dice Llamazares, de la autoridad cuando de lo que se trata es de proteger los derechos de los ciudadanos. Algo de esto es lo que siempre han valorado otros cuando hablaban de aquellos “tiempos de paz”, que supongo que les suena a todos.
Bueno, ya puestos, yo quiero que los derechos de los ciudadanos se respeten siempre, se garanticen, y como existen mecanismos, que este gobierno conoce y usa perfectamente, es hora de empezar a garantizar otros derechos que andan un poco a la deriva.
El derecho al trabajo lo tienen cercenado cinco millones de trabajadores, no se sabe muy bien por qué si se podrían solucionar; miles de niños en las escuelas catalanas no pueden estudiar en español, siendo un derecho ciudadano, pudiendo militarizar las escuelas. Imaginan cuanto agradecerían, también sus padres, que un militar obligara al profesor a dar las clases en la lengua que mejor entienden y no la que entienden los hijos de… que imponen otra. ¿No imaginan que sería un mundo mejor y más justo? Para los niños castellano parlantes sería estudiar y aprender volando.
Pensemos en quienes no tienen vivienda, habiendo camas libres de los soldados que tenemos en misiones de paz por el mundo. Militaricen las camas de los cuarteles, también los hoteles, y acabamos con un problema que afecta a muchos, más en este frío invierno. Los derechos de los ciudadanos aficionados a los toros se podrían resolver militarizando la entrada de la plaza de toros de Barcelona, evitando que sean insultados como asesinos quienes ejercen el derecho de entrar libremente a la plaza.
Podemos seguir, y cada uno de los lectores puede hacer los supuestos que quiera, pero también podemos echar la vista hacia atrás y a todos nos hubiera gustado que militarizaran el metro de Madrid este verano cuando dijeron “vamos a reventar Madrid” unos sindicalistas “más simpáticos”, al parecer, que estos otros del aeropuerto.
Yo creo que a este gobierno le faltan cojones para militarizar y garantizarse el control de todo como quisieran. De algo ha de servir el coqueteo constante con profesionales de esos modos y formas como son sus amigos de Cuba, Venezuela o Marruecos. Y a mí que me da que sus electores no les iban a pasar factura por ello si se les garantizaba todo, desde el pan al tabaco.
Entonces todo sería como anhelan desde que se empeñaron en ganar la guerra civil del pasado siglo: todo bajo control militar pero siendo ellos los vencedores. Eso ya no habría de ser criticable, al menos tanto como lo ha sido cuando el vencedor era otro. Por cierto, casi todos los padres de quienes nos gobiernan hoy no desaprovecharon de aprender de aquella época y, al parecer, transmitirla en sus genes a sus vástagos.
Eso sí, los derechos de los ciudadanos ante todo. El fin, según se ve, justifica los medios... o algo así.