En esta primera corrida de toros, nos faltaba un aficionado cabal. Faltaba Juan Santos. Fuimos varios los que anónimamente guardamos dos minutos de silencio; uno por nosotros y otro por los que no lo estaban haciendo. Era uno de los mejores aficionados madrileños y, sin lugar a dudas, el mejor de Colmenar Viejo, su pueblo. Siempre defendió el toro y el buen toreo y, entre sus debilidades, Gregorio Tébar “El Inclusero” fue su torero preferido. No seguirá con nosotros en esas interminables tertulias, pero, seguro, que tocado con su inseparable boina, montará alguna en el cielo.
Se anunciaban toros de Adolfo Martín y le hubieran gustado verlos pero, querido Juan, nos mandaron una corrida desigual en cuanto a la presentación, blanda en cuanto a condiciones físicas y dieron un juego contrario al que se espera de este encaste. O bien no parecían de Adolfo y si lo eran lo disimulaban muy mucho.
Con dicho material, más dos sobreros de El Pizarral de absoluta invalidez, poco se pudo presenciar. Cierto es que el torero sevillano Luis Vilches toreó muy bien a la verónica al primero de su lote, el mejor de la tarde, y que con la pañosa instrumentó un comienzo de faena bellísimo que arrancó olés encendidos, así como un final muy torero; pero entre medias, ¿qué?. La faena pecó de gran desigualdad, con gusto pero sin aprovechar las condiciones del toro por el pitón izquierdo. Quiere torear bien y en los adornos y en la torería se nota una barbaridad, pero le falta mazizar en el toreo fundamental. La espada, además, no es su fuerte y de esta guisa le cuesta poner el colofón a lo que hace. En el último, menos de lo bueno ante un toro peor. Deja, de todos modos, vitola de buen toreo.
Hicieron el paseíllo junto a él, Esplá y Pepín Liria, y nada de ellos se puede recordar. Si acaso el uso de la espada en los dos: fatal. El alicantino fue pitado de verdad al matar con un metisaca infame a su segundo enemigo y si bien es cierto que tuvo el peor lote de la tarde, él también parecía estar a la altura del lote. Del murciano, quien acostumbra a indultar toros todos los años en la feria de su tierra, decir que cada día anda peor. Desaprovechó la clara embestida de su primero y anduvo de cualquier manera con el quinto de la tarde. No está Pepín para mucho, esa es la impresión.
No he podido contarte cosas mejores Juan. Seguro que allá en el cielo tendrán una buena videoteca y puedas emocionarte otra vez viendo cuando un toro empuje en varas o un torero sea capaz de hacer el toreo eterno. Tan eterno como tu afición, que te la llevas prendida en el corazón. Adiós amigo, adiós aficionado. Siempre se nos van los mejores. Ahora nos tocará esforzarnos el doble en tu ausencia. Descansa en paz, amigo.