Ha comenzado la Feria de Otoño en Madrid y como dice el titular, ni más ni menos que eso es lo que hoy podemos contar. ¡Qué alegría, jóvenes en los toros!. Sí señor, y bien jóvenes.
Empezando por los toros, que jóvenes se llaman novillos, es los que salieron por chiqueros. Jóvenes los toreros, habitual también entre el escalafón novilleril, que hicieron el paseíllo esta tarde en la inauguración de la feria de otoño, que también parecía joven, de verano, de lo calurosa que fue. Jóvenes en las localidades, que acompañaban a sus padres en estos días en que a muchos, que dicen llamarse aficionados, les cuesta ir a la plaza al no haber toreros de relumbrón o conocidos anunciados en el cartel.
Dirán ustedes ¿había más jóvenes en la plaza?. Pues sí, los había. Teníamos al presidente más joven en el palco. Bueno joven no lo se, pero sí el más nuevo -casi sinónimo- de los que ocupan el palco. A mi lado, por primera vez, un nieto mío que no tiene todavía los tres años. Ya no caben más jóvenes en esta misma crónica del festejo. Pues se equivocan otra vez. Joven, neonato mas bien, yo mismo, quien escribe, pues lo hacía en representación de www.opinionytoros.com, la más joven criatura de los portales en internet. Imposible ya más juventud. De verdad que me sentí un niño, rodeado de tantos aplausos de mi nieto y pañuelos por doquier.
La novillada dio sus frutos y aunque tendremos que discutir la salida en hombros del joven Álvaro Justo, lo cierto es que permitió ver sus maneras de torear. Comenzó la temporada haciéndose acreedor del certamen de novilleros sin picadores de la plaza de Vista Alegre en Madrid y termina el año con esta salida en hombros que haber quién se la va a quitar ahora. La segunda oreja es legal pues se pidió, pero no es justa por el contenido del trasteo muleteril. Pero claro, todo fruto de la juventud. Entre mi nieto que sacando el pañuelo imitaba a los que ya lo habían sacado y el Sr. Presidente, tan nuevo él, pues todos contentos. Todos no; la afición rigurosa de Madrid, una vez más, tuvo que reclamar seriedad en esta plaza.
Lo hemos dicho muchas veces, algo hay que hacer para evitar esta forma de traspasar la Puerta Grande de Las Ventas. Sevilla es el ejemplo: dos orejas en un toro es una necesidad. Se podrá pasar por alto la otra exigencia de la Maestranza, de cortar otra en el otro enemigo, pero es más cabal. De ese modo se evitarían estos simulacros de triunfo rotundo, cuando solo son un haber estado bien. Triunfar es redondear y estar a un gran nivel y Álvaro ha estado bien en sus dos toros, pero no como para gritarle ¡torero, torero! al salir. Un respeto habrá que exigir para con quienes, al ritmo de ese grito, salieron en triunfo de verdad en Madrid.
Morenito de Aranda compone bien y ejecuta un poco peor. Si quieren lo arreglamos: compone muy bien y ejecuta regular. Eso es cuanto de él podemos decir. No, se puede decir que se dio una vuelta un tanto de rondón. Eso es peor, pues significa que no mide cuanto hace y el valor que de ello han hecho en los tendidos. O sea, que sigue en lo mismo: compone y ejecuta desajustado.
Pasó por la plaza Juan Ávila, pero no pasó como suponíamos, como un ciclón. Simplemente pasó y esa no es buena señal para un novillero cuya vitola está en arrollar, en ser un ciclón. Se le ha visto otras veces y ese era su fuerte; fuera de arrollar, tiene poco que ofrecer.
Dulce juventud la vivida esta tarde en Las Ventas. Todos estábamos transformados. El otoño era verano; mas pequeño que mi nieto era yo por mor de la nueva web; el presidente por ser el más novato; los novillos por no ser toros y el público en general se sentía jovial, tan jovial que permitieron que un joven, y no tan justo como su apellido, se fuera a la calle Alcalá en hombros. Todos jóvenes por un día. ¿Y si dura, qué?.