Probablemente en la tradicional corrida nocturna del 2 de noviembre, día de muertos, presenciaremos en la Plaza Monumental de Morelia, la alternativa del joven novillero michoacano Omar Villaseñor, llevando como probable padrino al maestro Jorge Gutiérrez y completaría el cartel el rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, también se dice que ya tiene algunas fechas firmadas como matador de toros, 2 en Guadalajara, en donde probablemente lidie su última novillada en lo que será el festejo de triunfadores del serial “el presente del provenir”, 1 corrida en San Luis Potosí y 2 más en Puebla. Lo anterior según el diario Esto.
 Imagino que dentro de sus planes también debe de estar su presentación como novillero en la Plaza México, creo que es algo muy importante en la carrera de un novillero medirse ante el público capitalino.
 Aún no sé si Omar esté preparado para dar el salto al escalafón mayor, es cierto que ha estado toreando mucho en el interior de la República, algunos triunfos por aquí y por allá, pero eso no quiere decir que haya llegado el momento, ni que tenga la experiencia y el rodaje suficiente como para tomar la alternativa.
 Por su forma de interpretar el toreo, creo que no le va a ser nada fácil el cambio de un novillo de tres años al toro de cuatro, pues aún tiene algunas carencias técnicas muy importantes que el toro no perdona. Espero que tenga suerte en su alternativa y que la decisión que ha tomado no sea la equivocada.
 Por otro lado, como ya es costumbre en Morelia, Pablo Hermoso de Mendoza actuará el 2 de noviembre, como ya apunté al principio. Creo que es momento de que el público comience a exigirle más, pues en Morelia siempre se le ha tratado con benevolencia, cosa que no es buena para la fiesta. A las figuras hay que exigirles como lo que son, figuras del toreo que deben dar la cara en cada una de las comparecencias en cualquier plaza de cualquier ciudad o pueblo y de cualquier tamaño, ya sea primera, segunda o tercera categoría, la nuestra es una Monumental que debe de tener y exigir seriedad por parte del juez de plaza y por el público mismo.