La Fiesta taurina mexicana no sólo vive la encrucijada de no encontrar al torero que devuelva el fundamento al espectáculo y, vuelvan así a llenarse las plazas, sino que al existir el triunfalismo (optimismo exagerado) y el patrioterismo (alarde exagerado e inoportuno del patriotismo), esta tarea se torna todavía más harto complicada, porque puede ocurrir que en un festejo una faena correcta sea llevada al triunfalismo, o bien, si el diestro local confronta a un ultramarino, el patrioterismo puede llegar a equivocar lo que en la realidad está ocurriendo en el redondel.
Salvo mejor opinión, creo que esto lamentablemente ha ocurrido.
De que en México tenemos una cantera importante de jóvenes toreros, de eso no hay ninguna duda, es más… allí están, quizá un tanto olvidados, porque no hay tantas oportunidades como las que se deseara, y al final eso les ha impedido demostrar su valía, y volver a conquistar las plazas con los sólidos argumentos de su valía torera.

Sin el triunfalismo podremos volver a ver así nuestro coso máximo
No obstante, luego vemos a algunos jóvenes que equivocados por ese patrioterismo, por ese triunfalismo, viajan allende nuestra frontera y no salen las cosas como uno hubiera querido, para bien del propio muchacho, y de la Fiesta en México, no porque carezcan de ímpetu, entrega y valor, sino porque no se va con la preparación seria, la absoluta concentración en su profesión, y la férrea disciplina que les haga conseguir el objetivo de ser el mejor.
Lo primero que debería erradicarse de nuestras plazas es justamente ese afán de triunfalismo, y esa obsesión por el patrioterismo, sin estos dos conceptos que distorsionan la realidad, se tendría un mejor panorama; sí… comprendiendo lo que significa en verdad el triunfo y los valores a la Patria, el espectáculo se vería con más gusto, con más seriedad.
Es casi seguro que habría más exigencia para nuestros toreros, porque no existiría la inoportuna justificación o el dañino falso halago, pero tendríamos la recompensa de la necesaria renovación con el auténtico toro para los toreros de verdad.
Estos dos conceptos… el patrioterismo y el triunfalismo, parecería que son elementos que pueden pasar por inadvertidos, pero en la realidad hacen y están haciendo mucho daño a nuestra Fiesta, porque siempre habrá una justificación a lo que ocurra en el redondel.
Porque hay una cosa que está clara, todos los jóvenes alternativados pueden con el auténtico toro. La etapa de la comodidad es cosa del pasado y está siendo superada. Así se crearían toreros que resulten atractivos en los carteles de nuestras plazas, y por supuesto, competitivos en el extranjero.
Nuestra Fiesta encontraría en verdad el rumbo.
Salvo Espectáculos Taurinos de México, la Plaza México, y actualmente Pedro Haces, hacen falta más empresarios que se unan a la cruzada de salvar a nuestra Fiesta, a través de otorgar las oportunidades a los jóvenes toreros con cualidades.
Sí, habrá que esperar que las demás empresas entiendan mejor de la sensibilidad de cada torero, apoyarlos todavía más, pero fundamentalmente, el público tiene una seria, vital responsabilidad que es la de ir a las plazas de toros, para con su presencia apoyar a la preservación de su espectáculo favorito.
Con lo anterior, se fortalecería a cada uno de los jóvenes alternativados con un horizonte halagüeño, a jóvenes que puedan hacer realidad, el cambio generacional, y nuestra Fiesta conseguirá volver a vivir inmersa en la grandeza.