Eulalio López El Zotoluco, todo hace ver que tras una intensa reflexión ha decidido decir adiós a los ruedos. Una decisión que seguramente, como a todos los toreros que la han tomado, le ha tenido que afectar emocionalmente mucho, pero que sin embargo, el inexorable paso del tiempo ha sido, quizá, parte fundamental en tal determinación, que por otra parte, todavía no se ha informado el día en que será el adiós definitivo, que anuncia en definitiva, el necesario... inminente cambio generacional.

Zotoluco dice adiós... falta saber cuando
Sí, los jóvenes toreros en México, están dejando -apoyados en la frescura de su novedad y con el toro auténtico- faenas que están conmoviendo al respetable, dando variedad en todos los tercios; ya no se están limitando a sólo dar algunos lancecillos de inicio, unas chicuelinas o medias gaoneras, como mero trámite, sino que al tener la tauromaquia mexicana una variedad interesante en capa, se está retomando toda esta gama de quites, dando mayor vistosidad al primer tercio, y fortaleciendo en consecuencia a la faena de muleta, que aparece tras un gran primer movimiento que ya ha impactado en el paladar del diletante taurino.
Ante esta decisión del retiro, han aparecido críticas con relación al binomio que han conformado El Zotoluco y su apoderado, muchas de ellas hablan del retiro como una forma de presión y solución, ya que, afirman los críticos, el público cuando se anuncia el torero ya no acude a verle; mientras que por otro lado, se habla de la imposición, por parte de su apoderado, para hacer y deshacer carteles de acuerdo a las conveniencias.
Críticas que de pronto también nos hacen recordar, por ejemplo, aquella gesta del torero chintololo, cuando en España decidió enfrentar la camada de los miuras, y que ahí… justamente ahí, estuvo siempre acompañado de su apoderado, en la devastadora soledad en donde seguramente Eulalio, tuvo una frase de impulso que le animó a superar todo, llegando así los triunfos obtenidos, sobre todo, el de Pamplona, cuando decidió recibir de hinojos a un miura que pudo haberle cortado la cabeza literalmente, y que ahí estuvo el torero heroicamente, el apoyo de su apoderado.
Cierto es que la renovación generacional en México es necesaria, sana e inminente, y si El Zotoluco junto con su apoderado decidieron que lo conducente es decir adiós, bueno… es una decisión que se respeta, y un ejemplo a seguir por otros toreros de su misma antigüedad.
Y con todo esto se entiende y debe de ser, que las empresas deben enfocarse todavía más, a darle el apoyo total, absoluto… contundente, a los jóvenes toreros mexicanos, para de esta forma consolidar ya, a la nueva baraja taurina que tanto hace falta ahora mismo para el beneficio de la propia Fiesta mexicana.
Y sólo nos queda desearle a El Zotoluco una nueva vida si, seguramente plena de cambios, pero en donde es muy posible que esté también cobijado del apoyo de su apoderado.