Cuando el señor Juli, era un pequeñajo y vino a México, comenzó a conformar en él un gran torero, el gran público mexicano se le entregó y envió a España un torero con todas las posibilidades, que llegó a escalar y mantenerse en el primer sitio del escalafón español.

Tras lo anterior, El Juli es una persona que destaca en determinada actividad… es figura del toreo.

Estos ejemplares que torea, no nos hablan de ninguna grandeza

Cuando esperábamos que en retribución al enorme cariño que le dio la afición mexicana al niño Juli, viniera y fuera el ejemplo a seguir de todos, exigiendo la autenticidad de la Fiesta, enfrentando un día sí y otro también el auténtico toro íntegro para el torero de verdad, comenzó a sumar corridas con ejemplares de extrema juventud… PEQUEÑAJOS, que resultaron en un principio el desconcierto del público en México.

Que les hacía faenas bonitas, sí, pero al realizarlas con algo que se parecía muy lejanamente a un toro, y no lo era, también esas faenas parecían interesantes propuestas, que al fin y al cabo, TAMPOCO LO ERAN.

Así que el abuso indiscriminado del empequeñecimiento de su grandeza torera en México, le llevó al hartazgo del respetable, y en su actual campaña mexicana, ya no lo quieren ver “juguetear” con eso que se parece muy lejanamente a un toro, y por ello, se ha llevado las consabidas sonoras protestas, que lo están echando materialmente de las plazas mexicanas.

¡Qué pena señor Juli!

Justo en el momento que debería ser usted todo un ejemplo a seguir, porque sin lugar a dudas posee todas las virtudes para hacerlo, ha sido… usted mismo quien en México -país que lo consolidó taurinamente- ha echado todo a un abismo sepulcral.

Entonces la definición que ahora mismo está hecha a su medida es… “Cosa que representa o significa otra”, usted se dice torero, pero los hechos contundentes en México, lamentablemente representan otra, porque al verle con INADMISIBLES PEQUEÑAJOS…

¿Cómo podemos llamarle?