Han salido a la calle los carteles de la feria de San Isidro y de nuevo el resultado es una decepción general frente a la feria referente del toreo, que esta vez se presenta aún más sosa que las de años anteriores.
Carteles flojísimos, sin la mas mínima creatividad, grises, como por cumplir el expediente, esaborios y sin exigir a las figuras lo que deberían ir a demostrar. No entiendo para que unos empresarios se pelean por que les adjudiquen la plaza más importante del mundo, prometiendo de todo, engañando a todo el mundo, para luego hacer una feria como la que acaban de montar. Y no es la primera.
Mayo, un mes que este año se torna fundamental para la fiesta no es aprovechado para hacer contrapeso a los delirantes del parlament catalán que en cambio - gracias a los empresarios de Madrid - seguramente tendrán caldo de cultivo para que tengan un argumento más enrostrando que en los tendidos de Madrid se aburren como ostras.
La feria de San Isidro y la plaza de Madrid al ser el centro del planeta taurino debería tener la fuerza suficiente para hacer que las figuras que quisieran pisar su ruedo tuvieran que anunciarse con corridas fuertes y con poder, con toros de verdad, para que por lo menos allí demostraran eso que dicen ser. Figuras del toreo. Dos tardes o tres al año estaría bien que los Julis, Castellas, Pereras, Manzanares, Ponces, Tomases y algún otro que pose de ser figura demostraran que lo son, y que mejor que en Madrid, pero como quienes llevan los destinos de la plaza encuadran en la famosa palabra “taurino” pues nada de eso, cero exigencias y en cambio se desviven por cumplirles todo lo que pidan.
Se les consciente que se anuncien un año tras otro con Garcigrandes, Puertos de San Lorenzo, Cuvillos - en dos raciones para el que le haga falta-, Victorianos del Rio, Ventorrillos y el exabrupto mayor representado en Juan Pedro Domecq, que va fracasando por allí por donde va pasando, y como si fuera poco también escogen sus toros del dia de la prensa. Si al niño de Manzanares le da una pataleta porque le toca abrir cartel entonces viene un rejoneador a solventar la rabieta, cuando deberían era exigirles competir entre ellos y anunciarse frente a otro tipo de ganaderías.
Este año El Juli tuvo un atisbo de dignidad al pedir la de La Quinta, de un encaste que no quieren ver ni en pintura las figuritas, pero los genios de la empresa no fueron capaces de concretarlo, apareció un oasis y ellos siguieron por el desierto. Nadie los entiende.
Madrid, o quien la maneje podría dar un paso fundamental en la recuperación del espectáculo exigiendo a todos los que reclamen el titulo de figuras que lo vengan a demostrar año a año en el ruedo venteño pero ante toros de verdad, y quien no quiera pues que se atenga a que sus honorarios se estanquen y a que la gente empiece a dudar de su verdadera valía como figuras si no lo demuestran en Madrid, ese podría ser un primer paso para que todo este circo se enderece un poco.